Oh! Parece ser que estás usando adblocker y lo respetamos. Por eso podrás seguir disfrutando de nuestros contenidos sin problema pero quisiéramos pedirte que lo desactivaras para nuestro site. Ayúdanos a seguir adelante y a luchar por aquello en lo que creemos.
Sports
Hace 32 años la energía de 30 bombas atómicas arrasó una ciudad ilusionada
20 Septiembre 2017 14:09
Justo en el 32º aniversario de la peor catástrofe natural de la historia de México, otro fuerte terremoto de magnitud 7.1 en la escala de Richter ha sacudido el país. Se ha llegado a decir que habían muerto 250 personas, pero las autoridades han dejado la cifra oficial en 217:
86 en Ciudad de México, 71 en Morelos, 43 en Puebla, 12 en el Estado de México, 4 en Guerrero y 1 en Oaxaca, aunque la cifra no es definitiva y podría variar en las próximas horas.
UPDATE: #Mexico #earthquake power downgraded to 7.1-mag https://t.co/2HvlyFrn2x pic.twitter.com/ogNe6G5o4k
— RT (@RT_com) 19 de setembre de 2017
Mientras el gobierno se encarga de atender a las víctimas y analizar los daños causados, se ha viralizado la imagen de una grieta en una de las tribunas del Estadio Azteca -el estadio más grande de Latinoamérica-, con capacidad para 87.000 espectadores y donde la selección argentina levantó la Copa del Mundo en 1986.
Allí fue donde Diego Armando Maradona marcó sus dos goles más célebres en el triunfo 2-1 contra Inglaterra en los cuartos de final del torneo: "La Mano de Dios" y el eslálom de "El Barrilete Cósmico".
También estaba previsto que esta noche jugaran América y Cruz Azul los octavos de final de la Copa Mexicana, pero el estadio fue desalojado y el partido acabó siendo aplazado.
No es ninguna casualidad que la cancha se haya quebrado de esta manera. Según las fuentes oficiales, el Azteca está preparado para este tipo de situaciones y a esa grieta se la denomina "junta constructiva", una especie de sistema para que el edificio no sufra mayores daños ante este tipo de catástrofes naturales.
Aunque no hubo que lamentar ninguna víctima por la grieta, la imagen ha recordado al terremoto del 19 de septiembre de 1985 que casi deja sin Mundial al país. Aquel día marcó a toda una generación de mexicanos. De hecho, se calcula que la energía generada por el seísmo fue equivalente a la liberada por 30 bombas atómicas, o lo que es lo mismo, igual que la que destruyó Hiroshima.
A día de hoy se sigue sin conocer realmente el número total de víctimas, ya que hay estimaciones que van desde las 3.600 hasta las 40.000 personas, pero el consenso ronda los 10.000 muertos.
La situación de incomunicación en la que se encontraba la capital del país provocó que algunos medios internacionales incluso llegaran a pensar que Ciudad de México había desaparecido por completo.
Mientras se levantaba un territorio reducido a escombros, los directivos del fútbol mexicano hacían lo que podían para finiquitar los preparativos para el Mundial'86.
Faltaban 8 meses para que el balón empezara a rodar y una reestructuración de la sede era necesaria. Incluso algún mandamás de la FIFA propuso que se celebrara en Alemania. Total, aquel torneo ya se había trasladado, porque en un principio se iba a jugar en Colombia.
Alfonso Senior Quevedo, el empresario colombiano que fichó a Di Stéfano y convirtió a Millonarios en uno de los mejores clubes del mundo en los 50, se encargó de convencer a los jefes del fútbol mundial de que los colombianos estaban preparados para el evento, pero ningún gobierno de la época se encargó de facilitar las infraestructuras necesarias.
No había estadios habilitados, las carreteras escaseaban y no se podía llegar en transporte público de una cancha a otra.
Aprovechando el desastre cafetero -la federación colombiana renunció en 1983-, el mexicano Guillermo Cañedo, vicepresidente de la FIFA por aquel entonces, tiró de su amistad con Havelange para que se jugara en México.
En aquellos años el país tampoco se caracterizaba por una gran economía, ni mucho menos por una infraestructura de primer nivel, y el terremoto acabó por levantar las sospechas de la FIFA. Sin embargo, Cañedo no estaba dispuesto a perder los contratos millonarios con los socios comerciales de la FIFA, una auténtica mina de oro, y viajó a Suiza para dejarles claro a los dirigentes que México estaba preparada.
“Podrá caerse la ciudad, pero los estadios para el Mundial siguen en pie”, llegó a decir en una comparecencia pública, con una falta de tacto incomprensible hacía las víctimas del terremoto.
Al menos, en el seísmo de 2017 se ha priorizado la salud de las personas en lugar de un partido de fútbol.
share