PlayGround utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia de navegación. Si sigues navegando entendemos que aceptas nuestra política de cookies.

C
left
left
Artículo El día que Bertolucci derrotó a su amigo-enemigo Pasolini Sports

Sports

El día que Bertolucci derrotó a su amigo-enemigo Pasolini

H

 

Se desafiaron en un legendario partido de fútbol mientras rodaban dos obras maestras del cine europeo. Hubo de todo. Y todo intenso

Ignacio Pato

26 Noviembre 2018 14:20

La carrera de Bernardo Bertolucci —fallecido hoy en Roma a los 77 años— tiene un momento crucial: la oportunidad como ayudante de producción de Accattone, la primera película de Pier Paolo Pasolini.

Fueron, Pasolini y Bertolucci -junto a Federico Fellini y el don mainstream de Sergio Leone- dos de los cineastas italianos más influyentes de la segunda mitad del siglo XX.

También fueron amigos y como tales mantuvieron algún pique interesante. En 1972 Bertolucci se consagró con El último tango en París, una película que a Pasolini no le gustó demasiado. Con el ambiente un poco enrarecido entre ambos llegamos al 34º cumpleaños de Bertolucci, el 16 de marzo de 1975 en su Parma natal.

En Parma estaba el director filmando la que habría de ser una de las películas más importantes del cine italiano, Novecento. A pocos kilómetros, en Mantova, estaba Pasolini en el set de Salò o los 120 días de Sodoma. Entonces ambos equipos se juntaron e hicieron honor a esa categoría: equipos. Uno formó del lado de Bertolucci/Novecento y otro desde Pasolini/Salò para dar lugar a un partido de fútbol con mucho más que el marcador entre colegas de profesión en juego.

La anécdota la narra el romano Valerio Curcio en su recién publicado libro Il calcio secondo Pasolini. El partido es popularmente conocido en Italia como el Novecento vs Centoventi y, según ha defendido el montador de Salò Ugo De Rossi, el encuentro tenía un contexto de desigualdad socioeconómica que a Pasolini le motivaba especialmente.

Ambas películas eran de la misma productora, pero Novecento tenía mucho más presupuesto que la cinta de Pasolini. También gozaba de mayor paciencia por parte de Produzioni Europee Associati. En el set de Salò se conocía a la película de Bertolucci como Novelento y a la suya propia con el juego de palabras Salò bleve. "Una era una película de proletarios y la otra una de personajes con sombrero", según De Rossi.

Bertolucci se quedó en la banda, pero Pasolini sí saltó al campo como capitán de su equipo, a quien había hecho vestir con rayas azules y rojas como las de su squadra, el Bologna. A partir de aquí, hubo de todo menos un amistoso.

El microfonista de Novecento Decio Trani reconoció años después que, asustados por el nivel futbolístico del equipo de Pasolini, contrataron rápidamente como extras del film a dos chicos de los juveniles del Parma para que pudieran jugar el partido como parte de la crew. El mismo Trani también aceptó que lesionaron a propósito al siempre veloz e incansable, a pesar de sus 53 años, Pasolini.

Otras voces hablan de que Pasolini no acabó el partido enfadado porque sus compañeros no le pasaban el balón. Sea como fuere, el equipo de Bertolucci ganó 5-2.

En la celebración pospartido, a los postres, hubo tarta y Dom Pérignon. Faltaba todavía, eso sí, bastante para los estrenos de ambas películas. A Pasolini le asesinaron menos de ocho meses después en una playa romana y no llegó a ver Novecento, estrenada en el Festival de Cannes de 1976. Su muerte privó a ambos de un mayor acercamiento o, quién sabe, de un jugoso debate intelectual: Bertolucci concibió Novecento, una gigantesca ópera a campo abierto de más de 5 horas de duración, como una respuesta al pesimismo existencial de Pasolini.

"Pier Paolo contaba la transformación sociológica y cultural de Italia, de país campesino a consumista. Yo quería mostrarle que esa inocencia campesina que él creía desaparecida, todavía existía. Que los campesinos de Emilia-Romaña todavía preservaban, gracias al socialismo, su identidad cultural", decía hace un par de años Bertolucci.

La intención reconocida del parmesano desaparecido hoy era "llevar a Estados Unidos este mensaje socialista". Para eso era necesaria una gran productora. Pero Bertolucci se encontró con un pero: "La Paramount la boicoteó. El presidente dijo que había demasiadas banderas rojas".

share