Cuidado con quién te hace fotos; la cara de esta chica acabó anunciando prótesis dentales

La letra pequeña, eso que muchas veces se olvida y que te puede generar más de un marrón. No hagas como esta bloggera y léela. ¿Lo bueno? Que en Verti no hay ninguna cláusula escondida que te pueda engañar. Lo que sí que hay son premios para los que no se dejan timar.

“Cuando Estefanía cruzó el pasillo que daba al plató del programa de “Encarna al mediodía” los focos le deslumbraron y el ruido de los aplausos la ensordeció. “Pero si la mitad de la gente que está aquí ni siquiera sabe lo que es Instagram, chica”, pensó mirando al público, compuesto, en su mayoría, por adultos de más de 45 años”.

¡Bienvenida, Estefanía!- Encarna, una conocida presentadora de la televisión pública, pelirroja y alta, se le acercó con los brazos abiertos dispuesta darle un buen par de besos, de estos que no tocan la mejilla-. Siéntate aquí, que todo nuestro público te vea bien, porque no siempre se tiene delante a una de las mayores bloggers de lifestyle de nuestro país. Te adoran incluso más allá de nuestras fronteras. Pero nos hemos enterado de algo.

- ¡¿Ah, sí?!, de qué, sorpréndeme.

Sabemos que en una ocasión te fiaste de alguien que no debías. De un fotógrafo concretamente. Ay, pero cómo te enteras de todo, Encarna, a saber a quién conoces.

-Una buena periodista nunca revela sus fuentes, cariño.

-Pues mira, sí, un fotógrafo se aprovechó de mi inocencia y de lo poco que me gustan los contratos. Por eso, ahora tengo a mi madre de manager. Yo ya no leo nada legal, demasiado aburrido.

-Pero cuéntanos, Estefanía, ¿qué te pasó?

-Todo ocurrió mientras yo estaba en la universidad, antes de que me empezase a hacer conocida con mi blog de moda, gastronomía, viajes, maquillaje, arte, punto de cruz y gatos. Estaba paseando por un parque camino de clase y de repente me crucé con un chico guapo, pero guapo a lo old Hollywood, elegante y muy, muy, muy atractivo. Con un pedazo de...cámara.

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-Para hacer buenas fotos hace falta una buena herramienta, ¿no?- Encarna se río de su propio chiste, Estefanía no-. Y entonces empezaron las fotos.

-Claro, ahí empecé a posar, como yo sé hacerlo. Morritos, mirada a 45º, con la buena luz y un buen golpe de cadera para marcar este cuerpazo de guitarra, y cuando acabamos me dio un contrato. Un contrato que obviamente no leí. Según él era para dejar claro que mis fotos iban a ir a su portfolio personal. Y firmé.

-E hiciste mal, claramente. Claramente- sonrió Estefanía con falsedad. Porque, si no, no tendríamos aquí anuncios como estos- dijo Encarna mientras se daba la vuelta, señalando una gran pantalla de televisión.

Una serie de anuncios, a cada cual más extraño, empezó a salir en una pantalla de plasma enorme. Senderismo, alfombras, clínicas dentales, laxantes, champús para la calvicie y pompas fúnebres. Toda esa retahíla de anuncios, de errores, desfiló sin remilgos por la cara de Estefanía. Sabía que su carrera como influencer se iba al garete, la oía caer por las escaleras de la credibilidad, rodando como una actriz de telenovela cutre. Ciao, vida de influencer.

-Y todo esto te pasó por no leerte la letra pequeña. Es asombroso lo que hace algo tan pequeño, Estefanía.

-Ya, jodida letra pequeña.

El resto de la entrevista continuó sin más imprevistos, pero Estefanía salió del estudio y, al mirar su móvil vio dieciséis llamadas de su madre. Sabía que le tocaba defenderse a capa y espada, solo por no haber leído la letra pequeña de un contrato”.

Qué, esto que acabas de leer ¿crees que es Verti o Falso?. ¿Estamos contándote una trola?, ¿o son las penurias reales de una influencer que no quiso leer un contrato?. Échale un ojo a este vídeo para conocer a nuestra influencer y, ya que estás, participa en el concurso de Verti. Podrás ganar premios que te volarán la cabeza.