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Artículo ¿Un mundo sin café (de Colombia) en 2080? Nescafé

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¿Un mundo sin café (de Colombia) en 2080?

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Ante el riesgo de extinción del café a causa de la sobredemanda y el cambio climático, Plan NESCAFÉ® apuesta por la recuperación sostenible de los cafetales

Joaquín Prior

22 Marzo 2017 13:44


Año 2080, Bogotá.

Celebras tu 85 cumpleaños con la familia en un restaurante de la Zona Rosa. Tras el segundo plato, el camarero pregunta '¿postre o yerba mate?' y comienzas a sentirte mal, muy mal. Tanto, que lo último que recuerdas es el sonido de la ambulancia y a ti mismo balbuceando la palabra 'café'. Te sobran los motivos: el café ya no existe.

Fundido a negro.

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Este mini-relato no es más que una dramatización de un futuro hipotético, pero está articulado en una realidad: el café podría dejar de ser rentable. Una situación desconocida por el consumidor que comienza a hacerse visible gracias a la contemplación del peor de los escenarios, esto es, la extinción del café en un mundo cafetero por defecto.

El café, el commodity más valioso tras el petróleo, escasea y su producción amenaza con dejar de ser rentable para el pequeño caficultor.

Según la Organización Internacional del café (ICO), cada año se consumen 600 mil millones de tazas de café en el mundo procedentes de 11 mil millones de hectáreas de campo cultivadas por más de 25 millones de productores, de los cuales un 94% son pequeños caficultores. Ante tales cifras, ¿imaginas el impacto social y económico que podría tener la supresión del negocio?


Afortunadamente, no todo es ni blanco ni negro, pero debemos reflexionar sobre las posibles causas para movernos sobre la escala de grises y adoptar medidas como las que propone Plan NESCAFÉ®, una iniciativa global con foco en Colombia, tercera potencia cafetera en el mundo tras Brasil y Vietnam y paradigma de esta problemática mundial.

Vivimos en pleno boom del café. El aromático se ha convertido en un capricho hipster y ya se toma en países tradicionalmente bebedores de té como China, Rusia o India. Su demanda crece exponencialmente, lo que podría disparar los precios y colapsar el mercado en apenas tres años, convirtiéndolo en un producto de lujo al alcance de unos pocos.

Además, a todo lo anterior habría que sumar el problema humano. Si el café deja de ser rentable, nadie querrá trabajarlo. Los jóvenes llamados a ser el relevo generacional ya han comenzado a emigrar a la ciudad y la mano de obra actual está cada vez más envejecida. Y no lo olvidemos, casi la totalidad de la producción del café procede de estos caficultores.


Lo mencionado hasta ahora transcurre en un escenario 'ideal' que no contempla el cambio climático. Sin embargo, la realidad es más cruda y su efecto va camino de hacer infértiles las regiones de café más preciadas, que también son las más vulnerables.

El café arábica, variedad insignia del café de Colombia, crece en bosques nubosos que están desapareciendo. Además, el cambio climático también favorece la propagación de enfermedades y plagas letales, como la de la roya o la broca. Esto, junto a otros problemas como la deforestación, podrían erradicar la producción mundial de café silvestre hacia 2080 según un estudio publicado por el Instituto de Climatología.


Llegados a este punto, ¿hay soluciones?

Las hay. Pero deben apoyar la agricultura, la producción y el consumo responsable de café. En este sentido, Plan NESCAFÉ® lleva fortaleciendo desde 2010 la competitividad económica del pequeño caficultor en regiones como la del Cauca o Risaralda con acciones cimentadas en la creación de valor compartido tales como:

> La búsqueda de mayores rendimientos por hectárea gracias a la reconversión de plantas de café envejecido a nuevas variedades de arábica un 20% más productivas y de mejor calidad.

A fecha de hoy, Nescafé ha donado 57 millones de plantas a 17 mil familias beneficiadas para repoblar 5 mil hectáreas.

> Capacitación técnica. Un equipo de ingenieros agrónomos visita las fincas y acompañan al caficultor a lo largo de todo el proceso, ayudándole a implementar las buenas prácticas agrícolas y a mejorar la productividad.

> Captación y educación de jóvenes productores que aseguren el relevo generacional.

> Capacitación en tema social, como el establecimiento de condiciones de trabajo dignas o el rechazo a la mano de obra infantil.

Además, Nescafé no obliga a los productores a venderles el café, sino que respeta la cadena de comercialización, donde también entran las cooperativas locales.



Año 2080, Bogotá.

Celebras tu 85 cumpleaños con la familia en un restaurante de la Zona Rosa. Tras el segundo plato, el camarero pregunta “¿postre o café?” y pides un “tintico sin azúcar”. Eres de tradiciones, siempre te sentó bien esta bendita bebida”.


Plan NESCAFÉ® quiere volver a hacer del campo un negocio rentable, sostenible y un motivo de orgullo para miles de familias caficultoras de Colombia.

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