Oh! Parece ser que estás usando adblocker y lo respetamos. Por eso podrás seguir disfrutando de nuestros contenidos sin problema pero quisiéramos pedirte que lo desactivaras para nuestro site. Ayúdanos a seguir adelante y a luchar por aquello en lo que creemos.
Studio
Estas son algunas voces que vivieron el atentado de cerca
18 Agosto 2017 09:28
La primera persona que me etiqueta en Facebook para saber si estoy bien a los pocos minutos del atentado es Abdullah, refugiado sirio y musulmán con el que hablamos tiempo atrás. Abdullah huyó de una situación de pánico como la que vivió ayer Barcelona, pero presente de forma mucho más constante y extendida en casi todo su país.
—Espero que tu familia y tú estéis bien —dice Abdullah—. Barcelona es una gran ciudad. Toda la gente que conocí es extraordinaria y me enseñó una gran humanidad. Estoy perplejo. Vuestras lágrimas son nuestras.
Habla después de que una furgoneta atropellara en La Rambla de Barcelona a un centenar de personas y matase al menos a 13, en lo que ya es el peor atentado terrorista realizado en España desde el 11-M de 2004. Más tarde, en la localidad de Cambrils, a 112 kilómetros al sur, otra furgoneta atropellaba y hería a seis civiles y a un Mosso. La policía abatió a cuatro presuntos terroristas y hería y detenía a un quinto, que más tarde falleció.
A propósito de Barcelona, un agente anónimo de la Guardia Urbana cuenta lo siguiente:
—Yo vi la furgoneta acercarse como a diez metros de mí y al conductor acelerando como un loco. Saqué el arma y grité por la radio: '¡Atentado! ¡Atentado, todas las ambulancias posibles!'. Luego sentí frustración. Siempre crees que podrías haber hecho más. Junto con unos mossos recogimos a un niño muerto de la acera y sus padres ni siquiera estaban allí.
Lino Vargas, camarero, dice:
—Estaba aparcando mi bicicleta cuando vi a gente corriendo, me asusté y corrí también hacia el bar donde trabajo. Caminé hacia el Carrer Ferran y vi a la policía y a turistas chillando, llorando y corriendo. Entonces intenté que vinieran al bar donde trabajo. Entraron. Cuando paró de pasar gente, los que estábamos dentro encendimos la televisión y vimos lo que había pasado: que una furgoneta había atropellado a gente y también que había una posible amenaza de bomba. Pasé casi tres horas encerrado en el bar.
Los bulos circulan por Whatsapp mezclados con las noticias verídicas. ¿Hacia adónde ir, o huír, si no sabemos lo que es verdad y lo que es no? La gente que se agolpa en los cordones policiales está tranquila cuando pide información a la policía y escucha sus instrucciones. En una terraza del Carrer del Carme varios grupos de amigos que toman cerveza, seguramente porque no pueden llegar a sus casas. Cuando apenas han pasado dos hora del atentado, hay una extraña calma. Nadie grita ya.
A la noche, la mayoría de bares están cerrados en el entorno de una Rambla acordonada y un Gòtic con su habitual vitalidad nocturna totalmente aniquilada. Pero no todos. En el bar Venus, casi vacío, encontramos a dos turistas cenando nachos mientras esperaban a poder volver a su alojamiento que estaba en la misma Rambla.
Amir, turista italiano, de 30 años cuenta que estaban haciendo un tour por el centro cuando de pronto vieron a gente llorando y corriendo: "Sólo supimos lo que pasó cuando nos llamó nuestro tío desde Roma y nos lo contó".
Beatrice, también turista de 30 años, añade:
—Esta es mi séptima ocasión en Barcelona, nunca pensé que podría pasar algo así. Tenemos tres días más en Barcelona y no sabemos cómo va a ser.
De madrugada, otros vídeos y testigos cuentan en Twitter lo que se vivía en Cambrils:
Ahora mismo estamos en McDonalds de Cambrils, recluidos por los disparos de los terroristas, si no lo cuento ha sido un placer ...
— Julian Marin ???? (@JulianMarin) 17 d’agost de 2017
Ahora mismo en #Cambrils (no son imágenes fuertes, solo se escuchan tiros). Primero en frente de mi casa y ahora en la de mis padres... pic.twitter.com/HFC6DtqIlu
— Eric 'Diablo'Murillo (@DiabloEMT) August 17, 2017
Estoy escuchando disparos en em paseo maritimo de cambrils. No sabemos que pasa pero estamos asustados
— Maria Sacher (@MariaSaacher) 17 d’agost de 2017
share