Entre dos hombres sujetan a Yevgeny Makarov, un preso de la cárcel de Yaroslavl. Makarov se encuentra esposado y semidesnudo mientras un grupo de uniformados lo golpea sin descanso. Su abogada Irina Biryukova logró obtener las pruebas y difundirlas a través de la prensa crítica rusa.
Se le revuelve el estómago a uno con solo verlo. Entonces imagina lo que pudo sentir Tatyana Makarov, la madre de Yevgeny Makarov, al ver este vídeo donde un grupo de uniformados se turna para someter y golpear a su hijo que se encuentra indefenso, esposado y sin pantalones, pidiendo que paren.
Los funcionarios maltratan una y otra vez al reo con un método que otros presos han catalogado como “rutinario” y que está bien calculado. Consiste en golpear repetidamente de modo que los pies, los tobillos y las nalgas se inflamen lo suficiente como para que el recluso no pueda estar de pie o sentarse, pero sin dejar heridas muy notorias en el cuerpo del maltratado.
La cruel paliza sucedió en 2017 en la prisión de Yaroslavl, ubicada al norte de Moscú y también conocida como IK-1. En ese momento, Yevgeny Makarov denunció lo ocurrido; su abogada Irina Biryukova fue a verlo cinco días después de la agresión y todavía estaba dolorido e hinchado. El fiscal a cargo de la investigación, Sergei Baburkin, cerró el caso tras una somera investigación.
Baburkin dijo a la periodista Sarah Rainsford de la BBC que los guardias le mostraron un vídeo donde el recluso se negaba con agresividad a salir de su celda, como se le estaba pidiendo. Pero no miró lo que le seguía a ese vídeo porque en su momento pensó que no tenía sentido: “Me mostraron lo que me mostraron. La parte oficial". Los guardias están obligados a usar cámaras corporales en los procedimientos, material que ellos enseñan parcialmente después.
El motivo real detrás de la tortura, de acuerdo con el testimonio de Makarov, sería un insulto que le dedicó a uno de los guardias cuando se topó con una carta de su madre en el suelo de la celda, pisoteada por los funcionarios. El hombre le aseguró que se las pagaría y en el vídeo se les oye sacar el tema del insulto a colación.
La abogada de Makarov logró conseguir la grabación meses después y se la dio a Novaya Gazeta para su difusión, este es uno de los periódicos críticos de Rusia. El vídeo provocó protestas y hasta huelgas de hambre en otra prisión. Y parece que hubo efectos: al menos siete de los implicados en la golpiza han sido identificados y detenidos, de acuerdo a informaciones difundidas por Radio Free Europe Radio Liberty.
El director del Servicio Penitenciario Federal ruso, Valery Maksimenko, ofreció sus disculpas a Makarov. “Quisiera ofrecer disculpas por lo que nuestros ahora exfuncionarios hicieron. Estoy avergonzado por esos oficiales. Sin duda, lo que hicieron es inaceptable”.
Las disculpas no son suficientes. Este escándalo en contra de los derechos humanos de los presos ha logrado que otras víctimas de la tortura penitenciaria hablaran. Entretanto, la defensora de Yevgeny Makarov, Irina Biryukova, tuvo que huir del país tras las amenazas de muerte en su contra. Amnistía Internacional exige a las autoridades rusas su protección y la investigación pertinente.