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Culture
Entre la devaluación, el cambio en los hábitos de lectura y el auge de la tecnología, las editoriales independientes enfrentan un reto enorme. ¿Cómo lo están superando?
Imanol Subiela
03 Septiembre 2019 01:09
El Foro Mundial de Ciudades Culturales determinó en 2015 que Buenos Aires era la ciudad con más librerías per cápita del mundo. Sin embargo, versiones más recientes de ese reporte muestran que ciudades como Lisboa y Melbourne ya la superaron. La economía argentina de 2015 no es la de 2019 y la crisis que atraviesa ahora el país también golpea el mundo editorial: culpa del aumento del dólar después del resultado electoral del domingo 11 de agosto, los precios de los libros y de los insumos para hacerlos quedaron afectados.
En este contexto las editoriales independientes siguen apostando al libro en papel y a la publicación de autores que no circulen en el mainstream, pero que son igual de talentosos que cualquier otro autor famoso y que, además, son jóvenes. Pero ¿cómo hace la literatura joven e independiente para sobrevivir a la crisis?
Para poder subsistir en Buenos Aires se hacen ferias de editores independientes. La última (que se realizó a principios de agosto en la Ciudad Cultural Konex) juntó a 14 mil lectores que pudieron comprar libros con descuentos y a precios más accesibles a los que hay en las grandes cadenas. Además, en la Feria de Editores del Konex se invitaron a editoriales independientes de otros países, como Uruguay y Chile.
Para distinguirse del mainstream, las pequeñas editoriales argentinas se focalizan en editar libros de temáticas u autores específicos. Por ejemplo, Chirimbote es una editorial que produce material para niños y niñas pero desde una perspectiva de género: con sus libros buscan derribar los estereotipos heteropatriarcales. También está el caso de Rosa Iceberg, un proyecto que sólo publica narrativa escrita por autoras mujeres: en su catálogo conviven escritoras jóvenes, como Cecilia Fanti, con otras con más trayectoria como I Acevedo o Rosario Bléfari.
La idea de que se acerca el fin de los libros físicos existe hace años y aunque el papel es caro, en la escena argentina se lo prefiere antes que a un PDF. Según datos publicados por Infotechnology (medio especializado en cultura digital) en Estados Unidos y Gran Bretaña la industria del eBook llega casi al 30% del mercado editorial, pero en Argentina aún ni despegó y tampoco hay cifras específicas sobre qué tanto funciona. De hecho, hasta las grandes editoriales siguen apostando a los ejemplares en papel.
Los proyectos independientes seducen al lector con sus libros físicos y por eso se esmeran en hacer publicaciones que sean atractivas también como objetos. Un ejemplo de eso es el proyecto Socios Fundadores, una editorial que publica libros-objetos, con diseños únicos y diferentes unos de otros. Los Socios Fundadores publican traducciones de poesía y autores jóvenes de Argentina.
Para poder seguir en carrera, algunos proyectos editoriales argentinos ofrecen experiencias que van más allá de la lectura. Un ejemplo de eso es Tenemos Las Máquinas. La editorial creó un ciclo de música online en el cual invitan a 12 bandas del indie local a tocar en la pequeña imprenta donde empezó el proyecto. El proyecto inició en 2012, publican narrativa de autores jóvenes, textos de directores de cine de todo el mundo y ensayos, escritos por artistas.
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