PlayGround utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia de navegación. Si sigues navegando entendemos que aceptas nuestra política de cookies.

C
left
left
Entrevista Uñas picudas: una tarde pre-Sónar con Noa Sainz Culture

entrevista

Uñas picudas: una tarde pre-Sónar con Noa Sainz

H

 

04 Octubre 2019 22:48

6'

390

2.000

share on


Acompañé a Noa Sainz a hacerse las uñas. Platicamos de ser vulnerables y estuvo bien

Pasé por Regina Isabel a su apartamento en la Roma. Nos trepamos a una troca negra tipo güarro y, aunque me sentí blanco fácil para ser secuestrado, dejé de pensar en mamadas y mejor me enfoqué en Noa Sainz.

Le pregunté a Regina Isabel qué género musical era Noa Sainz. Después, para qué servía saber qué género era. Detrás de la sucesión de preguntas, intenté reflejar lo inútil que es clasificar las cosas en esto o aquello. Si te gusta, ¿qué importa qué tipo de música es?

Me explico: yo, tú, él, rap, soul, trap, son etiquetas—clasificaciones que nos ayudan a definir las cosas y a llamarlas ‘por su nombre’. Sin embargo, el concepto aristotélico de exclusión trae un grave problema: la negación. Ser descarta la posibilidad de ser yo; ser hombre anula la posibilidad de ser mujer; ser católico y ser ateo no es posible. Decir que algo es esto es negar que sea aquello. Por ende, decir que la música de Noa Sainz es R&B imposibilitaría que fuera trap o soul o urban o qué se yo. Mark Renton decía en Trainspotting aquello de “1,000 years from now there will be no guys and no girls, just wankers”. Hoy, este tipo de pensamiento ya anticipado en la literatura y estética vanguardista de finales de siglo es casi casi un must para el desarrollo artístico de las nuevas generaciones. Latitudes como Sónar o el proyecto de Noa Sainz son prueba de ello.

Noa Sainz

Noa Sainz le dice “huevos” a Aristóteles y hace y deshace géneros y expresiones como se le da la gana. Su trabajo nos hace ver que nada tiene un estatus permanente y que las categorías imperativas son una ilusión. “Yo sólo hago música”, dice muy mustia mientras Freida Tapia le hace las uñas, y dicha expresión, como muchas otras durante la entrevista, me dan la sensación de una holgura exquisita, alcanzada una vez que el individuo ha roto los yugos de la clasificación y se permite solo ser.

Noa es soul, es trap, es María Conchita Alonso, es R&B (y no es nada más que eso porque si no se me cruzan los cables cual burócrata del centro y luego ya no sé ni quién vergas soy). Es música y es teatro: su pasado histriónico le ha dado un montón de elementos e ideas que ha ido integrando en su música, nutriéndola de algo más que sólo música.

Los muros de Latin Witch transpiran el dulce y rosado olor a químico. Que Noa Sainz haya deshecho las barreras entre géneros musicales y expresiones artísticas es un acto de rebeldía contra las viejas formas que aprisionan y constriñen. En este sentido, encuentra un lugar común con Sónar: ambos superaron los límites de sus respectivas naturalezas y llegaron a horizontes nuevos en los que su expresión ha alcanzado puntos más fértiles. Encontraron un sweet spot momentáneo. Bien por ellos. Esto nunca hubiera pasado si estuvieran aferrados a sus respectivas realidades.

Noa Sainz

Sin querer, Noa tira la cerveza debajo sus pies. El tssssss de la espuma escurriendo en el piso retumba en un eco de etanol, hasta que el despavorido grito de los camotes nos saca a todos del trance. La diversidad implica un constante rendez-vous entre el yo y el todo y, en esta grande y gorda yuxtaposición de vida, solo los espíritus híbridos sobrevivirán.

Freida ríe de algo, pero no sé de qué. El azul bebé de las uñas contrasta con el rosa bebé del cielo. La dualidad marcada por los colores de género me regresa al atavismo de la exclusión. Prisioneros de nuestras propias ideas, nos alejamos de la realidad, segregándonos cada vez más y más en bucles que no llegan a ningún lado. ¿Para qué nadar contra corriente cuando todo el tiempo la vida nos está recordando que las cosas funcionan mejor a partir de la integración y no de la separación, de la armonía y no de la fricción?

Las uñas de Noa están listas. Noa sonríe. La cámara corta. El cielo se oscurece y la tormenta revienta un miércoles por la tarde. El que se mojó, se mojó. Si no nos permitimos salir de nuestros caparazones, nunca llegaremos al punto de encuentro donde el todo converge. Lo indefinido nos inquieta: eliminar definiciones es eliminar identidades. Si no hay identidades, no hay certezas y si algo buscamos en esta vida es cualquier certeza. Ahí les va una: a todos nos llueve. Qué mejor que aceptar y entregarse a nuestra propia vulnerabilidad: la coordenada donde la magia sucede.

Si no me creen, vayan a ver a Noa Sainz en el Sónar.

share