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Artículo Este hombre ha pasado 24 horas en el fondo del mar, y es solo el principio Content

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Este hombre ha pasado 24 horas en el fondo del mar, y es solo el principio

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Adnan Nasrat quiere demostrar que la vida debajo del agua es posible

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28 Marzo 2018 16:20

Adnan Nasrat es un joven de origen jordano que vive en Amman. Cuando era más joven su tío falleció en aguas del Mar Rojo. Desde entonces Adnan ha tenido una relación de amor odio con el océano que hace algún tiempo decidió revertir. Y como casi siempre ocurre con las fobias, la mejor manera de vencerlas es hacer precisamente lo que más pánico nos da.

El golfo de Aqaba, también conocido como el golfo de Eilat, es una de esas maravillas que ofrece el mundo por su belleza y riqueza en especies marinas. Se encuentra en en el Oriente Próximo y separa la península del Sinaí de la península Arábiga.

Este lugar estratégico, a 330 kilómetros al sur de la capital jordana, fue el elegido por Adnan el pasado 20 de marzo para llevar a cabo su hazaña: una inmersión de 24 horas. Pasar todo un día y toda una noche debajo del agua.

Algo que para el común de los mortales sería inviable, este joven testarudo lo ha logrado tras apenas unos meses de entrenamiento, eso sí, muy exigente y riguroso.

Los límites a los que se lleva el cuerpo con este tipo de acciones son extremos. Por ello se debe preparar el metabolismo a conciencia, para que pueda soportar tantas horas ahí abajo, mediante ejercicios específicos de submarinismo, con inmersiones más cortas, como la que realizó el pasado 15 de febrero durante 10 horas, de las que salió muy satisfecho.

Nasrat también ha tenido que someterse a una dieta muy estricta y específica para este reto, como nos explicaba su experto en nutrición Khaled Khater: “La mayor dificultad a la que se enfrenta al ser humano en estas circunstancias son las bajas temperaturas del agua, que se van traspasando al cuerpo con el paso del tiempo. Ese proceso es lo que hay que ralentizar y retrasar el máximo posible. Para ello le configuramos a Adnan una dieta específica que consistía en la ingesta de proteínas de procesamiento lento durante la noche, y proteínas de alto contenido energético durante el día, así ayudábamos a mantener la temperatura corporal en parámetros altos. Para poder mantenerlo de una manera constante era necesario hacer pequeñas comidas cada 3 horas”.

El objetivo de Adnan Nasrat era doble. Por un lado, perder el miedo al océano. Por otro, demostrar que la vida debajo del agua es posible. No en vano, durante el día entero que duró la experiencia, pudo comer, beber e incluso dormir.

Como ha explicado él mismo, todo esto no habría sido posible sin la ayuda de personas que le fueron acompañando cada 50 minutos, para comprobar que todo estaba ok, para medir sus constantes vitales, pero sobre todo para que se sintiera acompañado y para hacerle la aventura más llevadera insuflando moral al submarinista.

Para Adnan esto no es más que el principio. Su próximo reto es ni más ni menos que permanecer de manera ininterrumpida debajo del agua durante la friolera de 6 días. 144 horas en el fondo del mar. Le acabaran creciendo branquias.

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