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Este dispositivo experimental del MIT permite hablar sin hablar, solo pensando palabras

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La nueva era de la comunicación está aquí

Playground community

17 Abril 2018 21:03

Atención telépatas, tenéis los días contados. Es así porque un equipo de investigadores del MIT comandado por Arnav Kapur ha dado con la solución para hablar sin abrir la boca, por así decirlo. O para hacernos entender solo pensando cosas, si lo prefieres. O también para que alguien nos pueda leer el pensamiento, de momento con nuestro permiso.

AlterEgo, que así se llama el dispositivo, es un ingenio que se coloca de forma externa y detecta los levísimos impulsos neuromusculares que se producen en los músculos durante un fenómeno del habla llamado subvocalización, un proceso inconsciente mediante el cual verbalizamos físicamente lo que queremos decir, incluso sin llegar a decir una palabra. El dispositivo analiza esos estímulos musculares previos al habla y los traduce en señales entendibles por un ordenador.

En el vídeo que os mostramos se puede ver al propio Kapur llevando a cabo algunas actividades cotidianas con la ayuda del dispositivo. Cambiar de canal en la tele, ajustar el presupuesto en el supermercado y jugar una partida de Go de forma asistida son algunas de las aplicaciones iniciales para probar su potencial, pero hay muchas más previstas para el futuro.

“¿Podemos construir una plataforma informática que fusione humanos y máquinas y que se sienta como una extensión interna de nuestra propia cognición?”

Con esta pregunta surgió la problemática que ha dado lugar al desarrollo de AlterEgo. Kapur, como responsable del proyecto, tiene una visión bastante ciberpunk de su creación. "La motivación principal fue construir un dispositivo IA de aumento de inteligencia", dice. Una suerte de prótesis que potencie las capacidades humanas. Así, sus usuarios se relacionan con un ordenador que gestiona operaciones complejas y les permite registrar y acceder a información de forma silenciosa.

La combinación de la tecnología mioeléctrica de captación de señales eléctricas, más sus auriculares especiales de conducción ósea, favorece una experiencia de comunicación sin palabras, ya que el oído interno genera los conceptos en silencio para evitar bloquear la audición de la persona que lo esté usando.

AlterEgo, la ciencia y al tecnología en la que se basa, también tiene implicaciones más oscuras. Más allá de su potencial como elemento de soporte cognitivo, otros académicos ven posibilidades mucho menos filantrópicas en el invento. Thad Starner, catedrático de informática de La Universidad Georgia Tech, ya se emociona pensando en su aplicación militar y señala lo “extremadamente” útil que puede resultar en operaciones especiales. No en vano, un equipo capaz de enviar y recibir instrucciones en completo silencio es mucho más efectivo de cara a evitar su exposición ante el enemigo.

Starner también afirma que puede marcar la diferencia en el tratamiento de personas con disfunciones en el habla, ya sean de tipo psicomotriz o físico, una aplicación en la que también han pensado los chicos del MIT Lab.

Pero aún les queda mucho camino por recorrer. De entrada, la tasa de éxito de AlterEgo reconociendo palabras apenas supera el 90%. Hay que mejorarla. Además, el acento es uno de los problemas principales a los que se enfrenta su software de interpretación léxica, por lo que el dispositivo necesita una fase de adaptación a cada usuario para hacer bien su trabajo.

Por último, su capacidad de computación también es bastante reducida. El prototipo inicial tan solo reconoce 20 palabras independientes, pero los responsables del proyecto insisten en que esto puede resolverse a corto plazo con el uso de microprocesadores más potentes.

Falta por ver si este accesorio supone una verdadera revolución en nuestra forma de pensar o si por el contrario se convierte en el nuevo manos libres.

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