Lejos de ser una medida que contamina los Océanos, los barcos hundidos pueden tener muchos beneficios para el ecosistema marino
Este barco de 2.100 toneladas y 43 años de antigüedad fue retirado de servicio en 2013 después de efectuar miles de trayectos.
Su propietaria, la Delaware River and Bay Authority (DRBA), decidió el año pasado venderlo al Delaware’s Department of Natural Resources and Environmental Control (DNREC), con el fin de crear un arrecife artificial frente a la costa atlántica.
Hundimiento del Twin Capes
Este proyecto de arrecifes artificiales lleva en funcionamiento desde el año 1995 y cuenta ya con 14 estructuras.
Entre ellas destacan el destructor USS Arthur W. Radford, que se hundió en 2011 y es el más largo de los existentes, y el Zuni / Tamaroa, un antiguo remolcador portuario y superviviente de la batalla de Iwo Jima.
La finalidad de crear estos arrecifes es proporcionar un nuevo hábitat para la vida marina. Estas estructuras ayudan a romper las corrientes oceánicas submarinas y proporcionan alimento para peces pequeños que atraen depredadores más grandes.
Facilitan un sustrato duro a aquellas especies que lo necesitan para desarrollarse, como las algas, las esponjas, o los corales, entre otras criaturas. A su vez, tanto estos organismos como la propia estructura artificial, proveen refugio y alimento a otras especies de peces y crustáceos.
En el caso concreto del arrecife de Delaware, la lubina negra, la platija, el atún o el bacalao se han visto atraídos por estos esqueletos artificiales y se espera que la inclusión del Twin Capes aumente los números. También se han visto tiburones e incluso barracudas, lo cual es una excelente noticia según los expertos.
Arrecife artificial creado en un barco hundido
Pero no solo contribuyen a la generación de espacios para la vida submarina, también son útiles para disminuir la presión sobre los arrecifes naturales proporcionando sitios alternativos para el buceo y la pesca submarina, actividades que pueden llegar a sobreexplotar las zonas de arrecifes.
Esto incluye también un beneficio económico significativo al atraer a los cada vez más numerosos ecoturistas que disfrutan explorando los barcos hundidos.
Otro de los grandes puntos a favor de estas estructuras es su contribución a la disminución de la pesca ilegal mediante el uso de redes de arrastre.
Este agresivo método de pesca suele arrasar con el fondo marino, destruyendo completamente ecosistemas muy sensibles y de difícil recuperación. Los arrecifes artificiales provocan que las redes se enganchen y se rompan, por lo que los pescadores se guardan de utilizarlas en estas zonas.
Los arrecifes artificiales pueden ser un complemento a la protección de los ecosistemas marinos, pero nunca sustituirán la preservación de los arrecifes naturales.