Tatiana-Mosio Bongonga caminó por el aire de la colina de Montmartre en París sin ningún dispositivo de seguridad más que su pértiga de equilibrio
Si padeces de vértigo, no mires el vídeo. Pero si quieres contemplar belleza, gracia y plasticidad, hazlo. Tatiana-Mosio Bongonga, de 34 años, logró una increíble hazaña en la colina de Montmartre, en París (Francia), merece ser contemplada. Bongonga lleva desde los 8 años dedicándose al equilibrismo y quiso mostrar su maestría ante los ojos de atónitos espectadores. Allí, al lado del Sagrado Corazón y bajo la atenta mirada de centenares de vecinos y turistas de París, Bongonga caminó a 35 metros del suelo, sin cables de seguridad, sin arneses y sin red protectora. De haber fallado, de haber trastabillado, el desafío que se había planteado esta valiente artista le hubiera costado la vida.
Acompañaron a la funambulista Bongonga en su demostración de talento —además del citado público, de ojos muy abiertos y tensión contenida en los rostros— la Orquesta de Cámara de París, que puso música a la realización de su número al que el término “circense” le puede quedar corto o frívolo. Le costó un año de preparación, entrenamiento y ensayo.
Ejercicios de desafío a la vida como este o como el de Nik Wallenda —de la séptima generación de funambulistas que ya tiene bajas entre los suyos, practicando tal arte— nos asombran. Wallenda cruzó el desfiladero del río Pequeño Colorado: 400 metros de recorrido a 457 metros de altura. Hazañas de este tipo hacen pensar que estos profesionales tienen ángel de la guarda. Y que tampoco padecen vértigo.
La palma quizá se la lleve Phillipe Petit, francés como Bongonga, quien en 1974, cuando contaba con 25 años, cruzó el espacio imaginario entre las hoy desaparecidas Torres Gemelas. Hace pocos años se recordó su hazaña en el documental “Man on a Wire” de 2008, y en la película “El desafío” de 2015, dirigida por Robert Zemeckis, el mismo que rodó “Forrest Gump”.
Bongonga no tuvo que hacer los planes previos que Petit necesitó llevar a cabo para su loco reto, ya que tuvo que planificarlo y producirlo a escondidas. Este espectáculo desafiante de Bongonga se consumó el pasado 21 de julio y casi puede contemplarse como un show a disposición del público habitante y turístico de París, una ciudad destinada a no dejar de asombrar, más aún si tiene a su favor a artistas de la talla y de la altura de esta brava funambulista.