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Artículo Gamer agrede a su novia embarazada por “molestarle” durante un ‘live stream’ de Fortnite Content

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Gamer agrede a su novia embarazada por “molestarle” durante un ‘live stream’ de Fortnite

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No es la primera vez que ha sido acusado de maltratar a su pareja

Playground community

11 Diciembre 2018 20:53

Una de las críticas más comunes hacia los videojuegos y hacia los adictos a los mismos es la idea de que puedan asimilar la violencia en el mundo real con mayor facilidad. Asimilarla y, por lo tanto, imitarla. Es una clase de crítica que también han padecido antes el Cine y la Televisión. Y con esta crítica no quieren decir, o no siempre, que aquel que juega a matar por centenares en un mundo virtual vaya a coger un arma y emular sus hazañas bélicas en el mundo real. Quieren decir que puede verse esa violencia reflejada en actos menos estridentes, pero igualmente condenables. Por ejemplo, el maltrato doméstico.

Tal es lo que muestra -o lo que sugiere, porque no se ve lo que pasa fuera plano- este vídeo que ha supuesto ya un severo daño para el agresor. Daño que muchos creen justo y que aún está en manos de los tribunales.

Luke Munday, de 26 años, es un gamer australiano, vecino de la ciudad de Sidney. Y su pareja está embarazada. Al jugador de Fortnite, inmerso en una partida -dicen los que le conoce que puede jugar durante 8 horas seguidas- no le gustó que su pareja le dijera que ya era bastante, que no soportaba que estuviera tan solo centrado en el juego. Y le interrumpió. O le rompió la concentración. Y Munday explota. Y se va a por ella. Se lanza a agredirla, aparentemente.

Decimos aparentemente porque esa agresión, que es el nudo gordiano de este incidente, sucede fuera del plano en este vídeo. El sonido es estremecedor, eso sí. Se oye el llanto y el grito de una mujer joven, entre otros sonidos.

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Al hecho de que la supuesta agresión suceda fuera de cuadro es a lo que se agarra ahora el joven para exculparse. Pero no es esta la primera vez que ha sido acusado de maltratar a su pareja.

La vez anterior, en 2015, tuvo sobre su cabeza durante un año una AVO (Apprehended Violence Order) generada por otro incidente y que le catalogaba como potencial sospechoso de violencia doméstica, hasta que la chica optó por retirar la denuncia.

Munday sostiene que su declaración -en la que se exculpa, insistimos- y la de la agredida, coinciden y que no hubo tal acto de violencia. Cuando el juez decida y las declaraciones y la sentencia se hagan públicas, sabremos si Munday sale limpio de polvo y paja o no.

Por ahora, su puesto de trabajo en una importante empresa tecnológica, Telstra, en la que desarrolla su talento para la informática, está pendiente de un hilo. Su empleo está suspendido a la espera de las definitivas conclusiones. Los malos tratos no son una buena política de comunicación para una empresa, hoy en día.

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