Este felino sube paredes verticales sin problemas como si de un escalador experto se tratase. Y nadie le ha enseñado
Los gatos son increíbles trepadores. Les gusta encaramarse a sitios altos. Eso lo sabe todo el mundo. Lo que no teníamos tan claro era su pasión por los rocódromos. Y como siempre tiene que haber un principio para todo, sirva este alarde de arrojo como esbozo de una disciplina que pronto acabará en Guinness.
Una a una, este gato va escalando las presas que le sirven de agarre para alcanzar la cima de la montaña “de pega”, de más de 4 metros de altura. Ni que decir tiene, a sus dos años de edad ya es capaz de ganar a cualquier escalador experto, por ello se lo toma con calma una vez que cumple su objetivo, a sabiendas de sus portentosas dotes felinas.
Pero sin entrenamiento es imposible seguir mejorando. Por eso Lala, que así se llama el gato, acude todos los días al gimnasio de su cuidador, Mitsuru Goan, que rescató al animal y enseguida se dió cuenta de su talento para la escalada. “Noté por primera vez la habilidad de Lala cuando saltó de una escalera hasta la pared mientras se realizaban las renovaciones”.
Gato escala rocodromo
Este japonés afincado en Okinawa también afirma que no ha tenido nada que ver el proceso de aprendizaje. "Nunca le enseñé a Lala cómo escalar la pared, así que debe haber aprendido viendo a la gente trepando por la pared todos los días”.
Cabe destacar que Lala no siempre ha tenido una vida tan fácil. De hecho, cuando llegó a las manos de Mitsuru tenía un ojo gravemente dañado por las garrapatas. Por suerte se ha recuperado por completo y ahora salta a sus anchas por el gimnasio buscando cualquier reto para entretenerse.
¿Por qué los gatos se sienten tan a gusto en las alturas?
Visto lo visto en el vídeo, ya es hora de aclarar las causas de esta manía que tienen los gatos de trepar hasta lugares imposibles. ¿Será una cuestión estratégica? ¿O es que no quieren que nadie los moleste mientras duermen?
Pues un poco de ambas cosas. En primer lugar, la territorialidad se ejerce de forma más efectiva si se tiene una posición de altura para controlar a los intrusos. No hay lugar más seguro en el mundo que aquel desde el que se ven venir las amenazas.
Gato llega a la cima del rocodromo
Además, la cuestión del sueño también tiene una influencia definitiva en este excéntrico gusto que tienen los michos por el aislamiento estratosférico. Los gatos necesitan dormir 16 horas al día y en tierra les cuesta mucho más relajarse debido a su mayor exposición a peligros, sobresaltos y ruidos de todo tipo.
En fin, puede que todo este asunto de la escalada gatuna solo sea un imperativo biológico previo a una siesta. El caso es que Lala se lo pasa en grande buscando un poco de paz y de paso nos deja una estampa para la posteridad.
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