Soluciones ingeniosas para no tener que parar una mole de 200 metros y 150.000 toneladas
Todos estamos hartos de tener que hacer cola para ir al cine, para pagar en la caja del supermercado o para subir a un barco. Al fin y al cabo, la impaciencia forma parte de la naturaleza del ser humano. Por eso tras mucho buscar, hemos logrado dar con el paradigma del hombre a quien no le gusta esperar. O quizás sería mejor hablar del paradigma del hombre que apuesta por las soluciones prácticas, con independencia de la envergadura del problema al que se enfrente.
Se trata de este marinero finlandés que podemos ver en el vídeo y que no está dispuesto a esperar ni a hacer parar en ningún puerto a la tripulación del barco en el que él mismo trabaja. Él no. Él se sube en marcha. Y parece que lo tienen bien ensayado. Vamos, que no se trata de un caso aislado.
La escena ha sido grabada en la costa de la isla de Hailuoto, en Finlandia, y tiene todo el sentido del mundo. Parar una de estas moles del mar para recoger a alguien y volver a ponerse en marcha después es simplemente impensable. Hablamos de una bestia de 200 metros capaz de transportar más de 100.000 toneladas de carga. Una pequeña rampa en el lugar y el momento adecuado evita ese desperdicio de energía y tiempo y posibilita que un tripulante más suba a la embarcación de un salto, como quien dice, mientras el barco surca las aguas heladas.
Hailuoto se encuentra al norte de Finlandia, en la bahía de Botnia, perteneciente todavía al mar Báltico. En invierno el agua se hiela y existe una carretera oficial sobre el hielo que conecta la isla con el continente. El carguero del vídeo se dirigía hacia el puerto de Oulu.
Si bien las imágenes no nos dejan indiferentes, tocan un tema que lleva preocupando desde hace décadas a los más fervientes defensores del medio ambiente y que sin embargo sigue siendo algo desconocido para el resto de la sociedad. Hablamos de la tremenda contaminación provocada por el tráfico marítimo.
Esta batalla, según los expertos, se está perdiendo. Ahí va un dato para reflexionar: según a una reciente investigación del periódico The Guardian, la contaminación de 15 buques tanque de gran tamaño equivale a la contaminación provocada por 750 millones de coche.
Queda mucho por hacer y las empresas que gestionan estos barcos en su mayoría todavía no han decidido dar el paso desgraciadamente. No es el caso de la compañía Maersk, una de las mayores multinacionales del sector, que ha comunicado ya su preocupación por esta contaminación, asegurando que van a abrir nuevas líneas de investigación para llegar a fabricar barcos que puedan ser gestionados a través de energías renovables. Una pequeña gran noticia en un sector enfangado.
