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La buscaba la policía y se escondió... en la caseta de su perro

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Tras ser detenida los agentes no sabían si llevarla a prisión... o a una perrera

Playground community

26 Marzo 2018 18:16

Es comúnmente aceptado que el perro es el mejor amigo del hombre. Y ya se sabe, entre amigos, “mi casa es tu casa”, como se suele decir. Aunque para que el humano bípedo pueda acceder a la caseta del cánido, tendrá que flexionarse, agacharse, contraerse e intentar ocupar la mitad del volumen que ocupa en su estado y postura naturales. Quizá por eso hacen falta circunstancias muy especiales para que una persona acabe dentro de la caseta de un perro. Circunstancias como la búsqueda desesperada de un escondrijo para escapar a la acción de la justicia cuando se ha cometido una infracción de la ley.

A la vista del vídeo, podemos imaginar a la delincuente que sabe que la policía le pisa los talones. Cuatro agentes bien entrenados y preparados, e incluso un k9, la famosa policía canina. En estas circunstancias, no será fácil escapar, así que llevada por un extraordinario alarde de optimismo decide esconderse, con la esperanza de que pasarán de largo sin darse cuenta de la maniobra. ¿Dónde? Ahí está la gracia. En la caseta de perro que aparece en el centro de la pantalla.

Casi puedo imaginarla, ponerme por un momento en sus zapatos, entrando por la pequeña puerta a gatas, haciéndose un ovillo, quizá rezando algo, aguantando la respiración…

Pero los agentes conocen bien su oficio, y en la nave no hay tantos lugares donde ocultarse. En pocos segundos las linternas se dirigen al oscuro hueco de la caseta, primero un agente, luego todos, se percatan de que ahí hay alguien. Casi puedo oírlos dando la orden: ¡Salga con las manos en alto! Pero salir de ahí por la pequeña abertura con las manos alzadas es prácticamente imposible. Así que la delincuente se asoma y gatea y se arrastra para salir.

Rodeada por los cuatro agentes humanos y el agente canino está claro que ya no hay escapatoria. No queda sino someterse, poner las manos tras la nuca y facilitar que te pongan las esposas. Así finaliza un carrerón al margen de la ley que ni Bonnie & Clyde. O, puestos a recordar personajes de la pantalla, Scooby Doo y sus misterios.

Cuando ya se han llevado a la delincuente, algunos de los agentes continúan con su revisión de la nave e inspeccionan esquinas y cajas, no vaya a haber más personas u objetos ocultos. Y, de algún modo, percibimos que también han comenzado las primeras risas cómplices por la torpeza y por la ocurrencia.

¿En algún momento pudo pensar, de verdad, que conseguiría ocultarse?

Lo cierto es que, salvo contadas excepciones, sólo en el cine los delincuentes son genios del mal. En la vida real no son pocos los que vulneran la Ley llevados sólo por incapacidad, egoísmo, falta de responsabilidad social y buenas dosis de estupidez.

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