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La NASA tocará el Sol: así es la sonda que llegará más cerca de la superficie solar que nunca

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Parker está diseñada con unos materiales y una tecnología autónoma que le permitirán sobrevivir a un calor inimaginable

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27 Julio 2018 12:12

Con casi 6.000 grados de temperatura solo en la fotosfera (la superficie visible), el Sol derrite todo lo que se le acerca. Por eso ha sido siempre difícil explorar el astro rey. Hasta ahora.

En unas pocas semanas, la NASA tiene planeado lanzar uno de sus proyectos más ambiciosos: el Parker Solar Probe (la Sonda Solar Parker). A bordo de un cohete pesado, la sonda despegará desde la Estación de las Fuerzas Aéreas en Florida, y llegará hasta la corona, la capa más externa del Sol, donde la temperatura alcanza millones de grados.

Además, Parker tiene programadas varias órbitas y tres de esas órbitas le permitirán llegar más lejos que ninguna otra sonda solar antes. A 6 millones de kilómetros de la superficie del sol, Parker “tocará” el sol.

¿Y cómo es que el Parker Solar Probe no se derretirá? Los brillantes ingenieros de la NASA lo tienen todo planeado.

Foto: NASA/APL

Como se ve en el vídeo, esta sonda cuenta con una coraza térmica cuya parte frontal está pintada de un blanco brillante que reflecta la luz del sol, creando un paraíso de 30 grados detrás de este increíble escudo. Los materiales que la componen también ayudan. El escudo tiene forma de sándwich, donde el exterior es carbono sobrecalentado y el relleno espuma de carbono.

Además, los instrumentos que tendrán que abandonar la coraza para hacer su trabajo también están hechos con materiales que resisten el calor, como el tungsteno (punto de fusión a 2.622 Kelvin), el niobio (2.750 Kelvin) o el titanio-zirconio-molibdeno (2.622 Kelvin).

Escudo térmico. Foto: JHU/APL

Otro componente fundamental es la “inteligencia” de esta sonda solar. Como queda demasiado lejos como para manejarla por control remoto, Parker está programada con un sistema autónomo que le permite protegerse del sol y redireccionarse a sí misma en caso de quedar demasiado expuesta. También se provee de energía solar y sus paneles pueden retraerse automáticamente cuando se acerque demasiado.

Además de soportar bien el calor, esta sonda solar cuenta con un sistema de refrigeración para poder permitirse un poco de fresquito en medio de tanto plasma solar. El líquido refrigerante está hecho de agua presurizada desionizada, capaz de soportar las temperaturas extremas a las que Parker quedará expuesta.

Ilustración de la sonda Parker acercándose al sol. Imagen: Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory

La clave de todo el proyecto radica realmente en la diferencia entre temperatura y calor. Como explica Betsy Congdon, ingeniera jefe de la NASA. La temperatura mide cómo de rápido se mueven las partículas, mientras que el calor mide la energía que transfieren.

La corona del sol se encuentra a altas temperaturas, pero la densidad de partículas es baja, por lo que la sonda no chocará con muchas de ellas y no se calentará tanto. Una buena metáfora es la diferencia entre meter la mano en un horno muy caliente y meterla en agua hirviendo. En el primer caso, la concentración de las partículas es menos densa que la segunda, por lo que la afectación y sus consecuencias son muy diferentes.

Ya solo queda esperar a que la NASA reciba la información que Parker recolecte y la traduzca para que el resto de mortales podamos conocer un poquito mejor al astro que nos da la vida.

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