La periodista de la MSNBC intenta evitar las lágrimas cuando lee el teletipo que dio la noticia de la dramática situación que se vive en la frontera
Imposible no emocionarse. La presentadora de la cadena de televisión estadounidense Rachel Maddow no puede evitar emocionarse al describir las consecuencias de la estrategia migratoria del presidente Donald Trump. Una nueva normativa que obliga a padres a separarse de sus hijos, algunos incluso bebés, en las propias fronteras de EEUU para ser juzgados y, posiblemente, expulsados del país.
Las imágenes de esta periodista no son más que un ejemplo del clamor popular contra la actuación de Trump en materia de inmigración. La misma Maddow se justificaba minutos después a través de su cuenta de Twitter, donde daba buen cuenta de su opinión sobre esta terrible situación y los duros momentos que había pasado al intentar dar la noticia.
"Los funcionarios de la administración Trump están enviando bebés y niños pequeños a centros de menores del sur de Texas, una vez separados a la fuerza de sus padres", explica al tiempo que señala que abogados y trabajadores sociales han visto a numerosos niños llorando en esas instalaciones con motivo de la separación de sus padres.
Maddow se pregunta indignada, "décadas después de que el sistema de bienestar infantil de la nación terminó con el uso de orfanatos debido al trauma que eso suponía en los menores, la administración está levantando nuevas instituciones para que los niños pequeños de Centroamérica se separen de sus padres".
La administración Trump, se ha preocupado más en culpar a los padres de estos menores de entrar de forma ilegal en el país que no del destino de estos niños. Con esta medida, el gobierno de EEUU ya ha separado, desde finales del pasado mes de abril, a unos 2.300 menores de sus progenitores, de los que cerca de un centenar ni siquiera ha cumplido los 4 años. Una corta edad para entender nada de burocracia y leyes que atentan contra la dignidad humana.
Son niños que permanecen en jaulas encerrados, con si fueran delincuentes o animales, a la espera de saber que será de su futuro; mientras se alimentan con patatas fritas, agua y apenas se pueden resguardar del frío de la noche. Son verdaderos campos de concentración del siglo XXI y que ya aparecen recogidos como tal en Wikipedia.
En las últimas horas, y debido a la presión mediática y a las críticas que se han desatado, tanto en EEUU como en otros tantos países, Donald Trump se ha retractado y ha asegurado que estas familias no serán separadas. Se trata de un gesto que llega demasiado tarde para esos niños que han pasado decenas de noches sin sus padres y para los cuales aun no hay solución.
Lo que ocurre en Estados Unidos no es una excepción: 69 millones de personas fueron desplazadas de su hogar en 2017, en el Mediterráneo ya son dos los barcos repleto de migrantes que han sido rechazados por Italia mientras que en tierra firme se elaboran censos para controlar a ciudadanos de etnia gitana. Son algunas medidas que algunos dirigentes han puesto en marcha últimamente.
