Oh! Parece ser que estás usando adblocker y lo respetamos. Por eso podrás seguir disfrutando de nuestros contenidos sin problema pero quisiéramos pedirte que lo desactivaras para nuestro site. Ayúdanos a seguir adelante y a luchar por aquello en lo que creemos.
Content
¿Acaso tú no hubieras hecho lo mismo en su lugar?
Playground community
26 Marzo 2018 18:33
Según el diccionario, un ídolo es un ser sobrenatural al que se adora o a una persona por la que se siente un amor o admiración excesivos. La definición se ajusta perfectamente a lo que sienten muchos seguidores de astros deportivos, especialmente los niños.
Desde que el deporte empezó a profesionalizarse, se ha hecho hincapié en la enorme influencia que los deportistas de élite ejercen sobre sus seguidores. La mera admiración por una determinada habilidad física, pasa a convertirse en algo muy distinto cuando se vincula con las emociones. El seguidor se identifica con victorias, derrotas, hazañas, injusticias, lesiones y las siente con una intensidad enorme. Si además el deportista está adornado con inteligencia y carisma, la reacción del fan será algo muy parecido al enamoramiento.
Viendo este vídeo, parece evidente que es el caso de esta niña que, a pocos metros del tenista argentino Juan Martín del Potro, se deja llevar y a todo pulmón le dice: “Vine hasta aquí por ti. Eres elmejor jugador de mi vida". Seguidamente, llevada por una emoción que no puede controlar, se echa a llorar y, aún una vez más, le vocifera un “¡Eres el mejor!”.
El jugador está sentado, en medio de un descanso entre sets, quizá a unos cincuenta o sesenta metros. Lo ha oído todo con claridad y ha visto a la pequeña romperse en llanto.
En ese momento, la fan deja de ser un ser impersonal en medio de una masa vociferante y se convierte en una niña morena, con cola de caballo, de unos once años que se emociona y ama tanto que no le importa gritarlo ante todos.
En ese momento, también, el ídolo deja de ser el ente sobrenatural, es un muchacho de veintitantos que lleva toda la vida esforzándose hasta lo inaudito por un deporte que ya es toda su vida y que le regala momentos increíbles, como ganar medallas olímpicas para su país, torneos del Grand Slam, estar entre los mejores del mundo, o recibir la admiración incondicional de una pequeña que ha viajado, a saber desde dónde, sólo para verle durante unos pocos minutos en persona.
Cuando se abrazan, lo que nos conmueve es lo profundamente humano del gesto de ambos, una intensa conexión entre dos desconocidos que, sin embargo, sienten intensamente un enorme afecto mutuo.
Siempre nos resulta sorprendente que un deportista de élite se comporte con esta naturalidad y cercanía. Si empiezas a competir en la niñez y, como en el caso de Del Potro, te conviertes en uno de los campeones más jóvenes de la historia, a los casi treinta años de edad ya llevas décadas recibiendo toda clase de reconocimientos. Se diría que tanta admiración durante décadas debieran haberle inmunizado frente a las reacciones de los seguidores. Por eso nos encanta cuando, frente al ídolo, prevalece el muchacho que sabe ver a la persona que tiene enfrente y empatiza con la intensidad de sus sentimientos, y se acerca y comparte tan poco pero, al mismo tiempo, tanto como un abrazo sentido, unas palabras de consuelo y una muñequera.
share