Efectos especiales... de la naturaleza
Hay expresiones, entre poéticas y cursis, para indicar que uno tiene planeado salir a pasárselo bien, como cantaría David Summers: ir a quemar la ciudad o salir a iluminar la noche, por ejemplo. Si no llevaban los ánimos muy alterados por copas ni sustancias alternativas, los que grabaron este vídeo el pasado 27 de Julio en Port Lincoln, Australia del Sur, debieron pensar que lo estaban logrando. Pero ellos, en el sentido más literal de la expresión.
El espectáculo es hermoso ya que los movimientos en el agua se colorean de un fantástico y eléctrico color azul cobalto. Insisto, si vas con el ánimo muy alterado, hasta puedes creer que eres tú, con tu toque mágico y que lo siguiente será caminar sobre las aguas.
Pero no.
La culpa, la bella y azul culpa es de un alga del plancton microscópica de la familia de las Dinoflageladas llamada noctiluque.
La noctiluque es bioluminescente. Bajo la luz diurna acumula energía lumínica, y cuando algo la agita libera esta carga luminosa. Y si es noche, nosotros la percibimos con este subyugante tono azulón.
En una situación natural, las dinoflageladas pueden liberar esa energía lumínica, por ejemplo, como reacción al temor a ser devoradas, o al intuir la presencia de un depredador al que intentarán asustar con esa liberación de energía.
En las aguas en que habitan —y cuánto más densas, mejor— es un bello espectáculo, si haces buceo, apagar la luz que puedas llevar contigo, sumirte en la oscuridad y agitar tus brazos para dibujar movimientos de un azul eléctrico.
Es un bello espectáculo, sí. ¿Pero podemos obtener algo más del mismo?
En la Universidad de Sevilla se están realizando estudios y experimentos para lograr que con sustancias obtenidas a través del cultivo de las bacterias Vibrio fischeri y las algas Pyrocystus fusiformis, se creen soportes que contengan material biolumínico que permitan iluminar espacios concretos de una manera más sostenible y eco-friendly. No serán tan potentes como una bombilla, claro, pero obtendremos un resultado más que aceptable y carecerá de las desventajas de los materiales residuales con los que hemos de cargar.
La bioluminiscencia es un don natural de varios organismos (hongos, gusanos, plancton…) y se esperan grandes cosas de estudios como estos que se están llevando a cabo de la mano del Secretariado de Transferencia y Conocimiento y Emprendimiento de la Universidad de Sevilla. Por lo menos, ya nos da para epatar con los amigos en una cena: ¿a qué no sabíais que se está estudiando cómo cultivar luz por medios naturales?”.
Vídeos relacionados: