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El refranero nos advierte que nunca hay que “salir del fuego para caer en las brasas”, un dicho popular sobre cómo a veces, tratando de evitar un mal, podemos caer en otro mucho peor. Desde luego no es una metáfora muy trabajada, porque el fuego no es precisamente un mal menor, pero el concepto está claro y es muy acertado. Seguro que cualquiera de nosotros podríamos poner ejemplos, desde mentirijillas infantiles para evitar castigos menores que acabaron en serios castigos por haber mentido, hasta crisis sentimentales que se podrían haber evitado de haber dicho la verdad… Pero seguro que nada tan grave como la epopeya vivida por Catilyn Rodríguez el pasado junio.
Esta mujer, residente en Texas, tenía ya varias sanciones de tráfico y acababa de cometer otra infracción. Cuando se dio cuenta de que la patrulla de tráfico la había visto y le pedía que parase para sancionarla, decidió que prefería darse a la fuga antes que enfrentar sus problemas con la autoridad de tráfico.
Ni siquiera el hecho de llevar a su bebé en una sillita consigo dentro del coche la hizo reflexionar. Ella emprendió la huida.
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Los agentes inmediatamente pidieron refuerzos y empezó una persecución que, más que por unas multas, pareciera que se tratase de un robo a banco con un par de muertos de por medio.
Coches patrulla e incluso un helicóptero colaboraron en la persecución de Catilyn que, lejos de amilanarse, se lanzó como si no hubiera un mañana a acelerar hasta los 170 kilómetros por hora. La vemos adelantando coches, saltando la mediana, atravesando cruces e ignorando semáforos... La vemos poniéndose a sí misma, a su bebé y a cualquiera de los demás conductores en grave riesgo de muerte.
Absolutamente enajenada, las cámaras nos muestran a Catilyn en su frenética carrera hasta que choca con una camioneta. Pero ni eso la detiene.
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Lejos de dar por terminado su viaje, la mujer accede a los asientos traseros, coge a su bebé aún en la sillita de seguridad, y continúa su huida a pie. Entonces consigue detener un coche. No podemos imaginar la impresión que debió sufrir la conductora cuando entra en su coche Catilyn con su niño y de pronto se ven rodeadas de oficiales de policía que les apuntan con sus armas.
Apenas unos segundos después Catilyn fue reducida y esposada. La policía pudo comprobar que el bebé estaba ileso. Las imágenes finales del vídeo, difundido por la policía de Texas, nos muestran también a la mujer del coche blanco abrazada a su hija.
Desconocemos las penas a las que tendrá que enfrentarse Catilyn Rodríguez. Lo que sí parece seguro es que, sea cual sea la condena, haber pretendido escapar de una multa, le va a salir muy caro. Merecidamente.
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