Gracias a la difusión de este vídeo, el Seprona ha localizado al agresor. Se le imputa un delito de maltrato animal con resultado de muerte.
Puede que ya lo hayas visto. El atroz vídeo se hizo viral en los días posteriores a la Navidad gracias a la difusión del PACMA y volvió a animar los debates acerca de una acitividad siempre polémica como caza. Debates sobre su prohibición o su limitación, sobre el ambiente que rodea tal actividad. Debates sobre el momento en el que la caza se convierte en una excusa para el maltrato animal más vil.
La brutal y letal actitud contra un animal ya agónico e indefenso, hizo que incluso muchos cazadores sintieran vergüenza al ver cómo "uno de los suyos" aplastaba con su bota la cabeza de una zorra herida, regocijándose en su propia brutalidad.
Para muchos de los que lograron la viralidad del vídeo, ver cómo se disparaba a esta criatura ya resultaba insoportable. La violencia adicional contra ella, ya herida, lanzándola por los aires y rematándola con una crueldad a todas luces innecesaria, hizo que personas y celebridades que no se manifiestan habitualmente contra la caza, las armas o por la defensa de los animales, sí salieran esta vez apoyando la idea de que el perpetrador debía ser identificado y puesto a disposición judicial.
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Reventar a un animal pisándole torso y cabeza no puede salir gratis: ni a un gamberro de barrio inconsciente, ni a un cazador que se cree defensor de no se sabe qué difusos valores de una Naturaleza indómita que ya no lo es tanto.
De los cuatro puntos cardinales del país surgieron voces afirmando que no todos los cazadores son así ni consienten tales actitudes. Una polémica y unas afirmaciones que ya se oyeron con el polémico y doloroso vídeo de la manada de perros que murieron en la persecución de un corzo, al despeñarse por un acantilado. Pero también surgieron muchas voces de personas que viven en el ámbito rural y que afirmaban que sí, que actitudes difícilmente justificables eran el pan nuestro de cada día en el agro y en los bosques, lejos de la estricta vigilancia legal.
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Gracias a la difusión del vídeo que encabeza estas líneas, el Seprona localizó ya al agresor, un vecino de Huesca que ha reconocido los hechos. Un varón de 35 años, sin antecedentes por hechos similares, al cual se le imputa un delito de maltrato animal con resultado de muerte.
Un canalla con una escopeta y un permiso no es un cazador: sigue siendo un canalla y la sonrisa de regocijo ante un acto de sadismo no entra en ningún manual. La retirada de sus permisos de arma, caza y -más que ninguna otra cosa- de sus armas mismas, sería lo ideal en un mundo correcto. Pero habrá que ver qué le depara la Ley.
Sea lo que sea, le espera una levedad que él no tuvo con ese animal. Pero somos muchos los que dudamos de que cuando él se mire en este vídeo sienta vergüenza alguna.
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