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Artículo Se puso a freír un huevo fresco y descubrió que era... ¿una falsificación hecha a base de materiales plásticos? Content

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Se puso a freír un huevo fresco y descubrió que era... ¿una falsificación hecha a base de materiales plásticos?

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El video de este joven ha alarmado a miles de usuarios. ¿Están llegando al mercado ‘huevos artificiales’ procedentes de China?

Playground community

09 Agosto 2018 19:48

Si frecuentas a gente mayor es bastante probable que les hayas oído decir aquello de que la comida actual “les sabe a plástico”. Lo dicen en sentido figurado, para destacar que los sabores de la comida que llega a nuestros supermercados ya no son los de antes. Es una frase hecha que suelen utilizar aquellos individuos que han conocido la parte buena del monocultivo o de las pequeñas y caseras explotaciones agrícolas que ponían más cuidado en las maneras de producción y en las que todo ese mimo artesanal terminaba repercutiendo en el sabor de los vegetales, las frutas, la carne y… los huevos.

Este vídeo grabado por un joven brasileño ha causado una preocupación cierta en aquellos que lo han visionado. Entre las viandas adquiridas por este joven en un supermercado, estaba un huevo que al tacto, al peso, incluso al oído cuando se hacía chocar la cáscara, era diferente. Lo notó ya al comprarlo y tan pronto como llegó a su casa se puso a freírlo frente a la cámara, con más curiosidad que hambre.

Vemos como lo quiebra —no sin dificultades— y echa clara y yema en una sartén caliente. La cáscara vacía seguía sonando raro y era diferente al tacto. El huevo mantenía, sobre el calor, un aspecto aparentemente real, pero con un toque sintético, como demasiado ideal pero desprovisto de la textura adecuada.

El joven, mientras se graba el vídeo y procede a menear el huevo con una espátula, lo califica como “un huevo falsificado”. Se da cuenta de que aquello “no asa, no se cocina, en el medio”.

La zona que rodea la yema y la yema misma no parecen percibir el efecto del calor de la cocina, permaneciendo invariables. También hay un cierto brillo extraño en la superficie. Todo ello confiere al huevo un cierto aspecto de plástico. Incluso cuando ya han desistido de la idea de comerlo, les resulta difícil —más difícil de lo que debiera ser normal— despegarlo de la superficie de la sartén.

El momento cumbre de la evidencia llega cuando por fin consiguen despegar el huevo con la espátula. Lo levantan de la sartén y se dobla por la yema evocando a uno de aquellos relojes pintados por Salvador Dalí: la yema se dobla, pero no se rasga ni se parte, no se derrama su contenido naranja como sería natural.

Se ha esparcido la leyenda urbana de que los chinos estarían fabricando y vendiendo nacional e internacionalmente huevos artificiales, compuestos de carbonato de calcio, almidón, resinas y coagulantes. Nada de eso es cierto, pero la leyenda ya corre por la red alimentada también por vídeos que muestran a chinos fabricando huevos, sí… pero de juguete.

Entonces, si parece evidente que en distintos puntos están apareciendo huevos de apariencia extraña y texturas gomosas, ¿a qué se debe?

La teoría más creíble hasta el momento es achacada a los efectos secundarios en las proteínas de un alcohol llamado gosipol y que procede de las semillas de algodón. Su introducción en la cadena de nutrientes y algún efecto adicional como una refrigeración elevada pueden causar una excesiva rigidez de la yema.

Lo que aún está por establecer es si este alimento, de calidad inferior, es perjudicial para la salud. Mientras tanto, lo mejor que podemos hacer es amar a nuestras gallinas.

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