La Asociación de Gimnasia de Japón ha suspendido al entrenador tras conocer las imágenes. Sin embargo, la joven atleta defiende la acción de su preparador
Cada vez estamos más lejos de aquello de “la letra con sangre entra”. Los modelos educativos se van apartando de las reprimendas físicas que otrora se creían necesarias para encarrilar a los malos estudiantes. Y quien habla de estudios habla de ejercicios y labores físicas, de deportes de competición. Allí también algunos mantienen el dicho, siempre y cuando el castigo físico no conlleve un daño que impida el ejercicio que se intenta perfeccionar.
Este vídeo grabado hace pocos meses muestra al entrenador de gimnasia rítmica Yuto Hayami abofeteando en dos ocasiones a una atleta, alumna y discípula llamada Sae Miyakawa. Sae tiene 19 años, aunque el hecho de la edad sea indiferente, ya que estamos hablando de la prevalencia de un entrenador sobre su discípula.
Cabe aclarar cuanto antes dos cosas: una, que Yuto ha sido suspendido por la Asociación de Gimnasia de Japón por tiempo indefinido. La decisión se ha tomado el pasado viernes 19 de octubre, lo que ha motivado que el vídeo salga a la luz pública ahora. La segunda cosa que puede sorprender a muchos es que Sae ha defendido a su entrenador y ha afirmado que esas sonoras bofetadas, esos golpes, le sirven de motivación. Ha dado una conferencia de prensa y todo para defender la posición de su entrenador y, consiguientemente, solicitar que retorne a su puesto para continuar el entrenamiento bajo sus estrictas indicaciones.
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Esa rueda de prensa ha provocado que la Asociación de Gimnasia del país nipón haya tenido que volver a salir a la palestra para enmendarle la plana a la joven y afirmar que ellos no están dispuestos a transigir con tales técnicas educativas, incluso si los agredidos pretenden hacer caso omiso y restar importancia a esa clase de actos.
No cabe duda de que aquí yace una interesante cuestión ética. ¿Qué ocurre si el gimnasta acepta tales medidas? ¿Tiene derecho a interferir la Asociación? ¿Incluso si el gimnasta fuera mayor de edad? ¿O el hecho de que sea una actividad generada bajo la tutela de programas educativos estatales ha de primar y, por lo tanto, hacer prevalecer su derecho a veto contra cualquier técnica por encima de cualquier pacto privado?
Mientras lo discutimos, ¡a entrenar!
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