El insólito momento tuvo lugar en EEUU durante una detención por hurtos en tiendas
Tallahassee, capital de estado norteamericano de La Florida. La policía le da el alto a un coche en el que viajan dos personas sospechosas de haber perpetrado pequeños robos en tiendas. Los trabajadores de una de esas tiendas han declarado que la pareja de sospechosos iba armada (a pesar de que la denuncia es por “shoplifting”, o sea, hurtos, robos sin uso de fuerza). Así que ahí les esperan, con sus rifles y sus pistolas desenfundadas. Por si acaso.
Los adultos bajan de la camioneta siguiendo las indicaciones de los agentes. Primero uno, luego el otro. Los dos hombres, identificados como James W. McMullen y Chad M. Bom, caminan con las manos en alto en dirección a los coches patrulla mientras media docena de policías les apuntan con sus armas. Cuando les tienen detenidos, preguntan: "¿Hay algún otro adulto dentro de la camioneta?". "No, solo mi hija de 2 años y mi hijo de 1 año", responde uno de ellos. Entonces sucede la escena del vídeo.
Una niña de dos años sale con dificultades del coche y sin que nadie se lo pida empieza a caminar hacia los agentes con las manos en alto. Camina descalza, sin zapatos ni calcetines.
La niña está repitiendo lo que ha visto hacer a los mayores. "Está bien, sweetie. No tienes por qué levantar las manos", se oye decir a uno de los agentes en una de las grabaciones con 'body camera' que ha facilitado la policía.
Como decimos, fue la niña quien de forma espontánea decidió actuar de esa manera. Pero la escena observada "desde fuera" llama la atención por otra cosa. Mientras la niña camina, los policías no bajan sus armas. Se diría que apuntan hacia ella, que la están encañonando.
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La policía de Tallahassee ha salido al paso de estas imágenes tan pronto han ido ganando tracción viral, y aseguran que no es lo que parece. Que nunca apuntaron a la niña. Que apuntaban hacia el vehículo y hacia los dos sospechosos adultos siguiendo el protocolo.
Como decíamos, en el coche había otro niño de aún menor edad. La madre, que se encontraba cerca en el momento de la detención, y no en el interior del vehículo, se mostró colaborativa y la policía le permitió sujetar a la niña, apartándola del riesgo de la calzada. Luego ella misma procedió a coger a su hijo pequeño, que seguía atado a su silla de seguridad en el interior del vehículo. Y sus palabras parecen dar crédito a la versión de la policía. "Estoy orgulloso de cómo los oficiales manejaron la situación, cómo se adaptaron cuando se dieron cuenta de los niños, el nivel de preocupación y compasión que mostraron a la familia".
Robos, armas, niños y coches: no es una buena mezcla. Afortunadamente, esta vez salió razonablemente bien, para todo lo malo que puedo haber sucedido.
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