Hay vídeos que pueden llegar a afectarte si eres aprensivo. Algunos vídeos de Naturaleza, por ejemplo. Especies desconocidas o semi desconocidas. Mutaciones. Especímenes que, aún en nuestra era de investigación y ciencia, no han sido debidamente registrados. Muchas de estas sorpresas provienen de los fondos oceánicos, que aún en notable medida son unos desconocidos. Pero no hace falta nadar tan hondo. Y este vídeo que ha emergido desde Nueva Zelanda es un buen ejemplo.
Estos poco más de diez segundos han erizado el vello de más de uno. Otros, han clamado que es un “hoax”, que es falso. Los más, parecen creer que las criaturas que vemos y que caben varias en la palma de una mano adulta (que ha tenido el buen humor de sujetar a esos seres desconocidos) son algún organismo en una fase de evolución o mutación indeterminada hacia su vida adulta.
Pero hay más lecturas de tan peculiares criaturas: otros parecen apuntar a que serían secciones, fragmentos de otros seres vivos que pueden haber sido despedazados por depredadores no más salvajes que un gato doméstico que ha dejado sus triunfos o las partes menos apetitosas de su almuerzo en el suelo de la cocina, para disgusto de su amo humano, de nombre Tim Clerke y vecino de Auckland (Nueva Zelanda). Tim debió sentir un escalofrío. Quién sabe si una arcada.
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Ante la sorpresa de no ser capaz de identificar los restos ni de suponer de dónde provienen, Clerke optó por subirlo a Facebook en manera de grito de ayuda. Los comentaristas en el muro de la red social no han aportado nada definitivo, excepto sorpresa y asco. Esos seres (o pedazos de seres) peludos, ¿qué son? ¡Y uno aún se mueve espasmódicamente! ¿Unas patas de musaraña o de polilla? Parecen rabos de ratón cortados. ¿Unos ratones subdesarrollados o abortados? ¿Una especie desconocida y no catalogada, aún en periodo larvario?
No todos los comentarios provienen de voluntariosos participantes del Facebook. El Equipo de Entomología y Bioseguridad de Nueva Zelanda sencillamente no tiene respuesta. En otro flanco, Eric Edwards, experto entomólogo, cree que cabe la posibilidad de que sean larvas de “hoverfly” (syrphidae), una variante de himenóptero, cuya fase larvaria recibe en inglés el nombre de “rat-tailed maggots” (gusanos de cola de ratón) y que parte de su estructura se compone de una especie de tubo que permite respirar a la larva mientras se cría bajo el agua. Con ese rabo, pueden alcanzar hasta los 15 centímetros de longitud, aunque la media se quede en 2 ó 3 centímetros.
Puede ser una explicación. Pero todo es más desasosegante y misterioso si carece de ella. Volved a mirar el vídeo, pero no soñéis con ello.
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