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Artículo Este padre ha preparado la mejor atracción de invierno para sus hijos Content

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Este padre ha preparado la mejor atracción de invierno para sus hijos

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07 Junio 2018 20:33

Quien tiene un patio, tiene un tesoro. Eso es algo que los que habitamos en edificios de viviendas a modo de casas colmena sabemos. Y los patios cobran distintas facultades en función del partido que sepamos sacarles en cada una de las estaciones del año.

En primavera capturamos los primeros rayos de sol y brotes de flores. En verano montaremos la piscina hinchable y daremos lustre a la barbacoa. Caeremos en un otoño hecho para recolectar las hojas de los árboles, si eres tan afortunado como para tener alguno… Y en Invierno, si hace el frío suficiente y nieva, puedes montar en tu propia casa una versión mini de los Juegos Olímpicos de Invierno.

Son necesarios, eso sí, unos progenitores que saquen la pala, caven, apilen y construyan para coger velocidad y disfrutar a tope en una pista casera de skeleton, con su cuesta, su caída, su curva inclinada y su peralte. Y como todo sucede en Estados Unidos y allí saben que el orgullo patrio en los deportes lo es todo, muchas banderas de barras y estrellas.

Vemos en el vídeo cómo un grupo de niños y niñas de no más de cinco años, se lanzan o son lanzados a la pista. Las cámaras nos muestran sus expresiones, la adrenalina, los nervios y la diversión a tope al resbalar por la pista, subidos a sus pequeños trineos redondos, aunque a veces se trunque y se salgan de la pista. Vivir peligrosamente pero sin pasarse, en versión infante.

El montaje del vídeo podría ser la envidia de algunos clubes profesionales y más de una televisión local. Con cámaras subjetivas y distintos ángulos para recoger toda la diversión, montaje al ritmo de la música, repetición de las mejores escenas… un trabajo casi profesional. Pero la finalidad de todo esto es pasarlo en grande, disfrutar de la nieve y la velocidad, y reírte de las caídas y salidas de pista propias y ajenas.

Las risas de los pequeños y la cara de velocidad que ponen en cada recorrido y giro compensa a sus padres —sin duda— por este doméstico esfuerzo de ingeniería.

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