Después de analizar cómo los guionistas describieron a 50 de los personajes femeninos más icónicos del cine la conclusión solo puede ser una: Hollywood necesita más mujeres guionistas
Erin Brockovich, Nomi Malone de Showgirls, Catherine Tramell de Instinto básico y Bonnie de Bonnie and Clyde son solo una muestra de personajes femeninos icónicos de Hollywood. A ellas las recordamos por ser valientes, seguras de sí mismas, poderosas y atrevidas; unos personajes que ahora en plena era del #TimesUp cobran más importancia que nunca.
Sin embargo, ¿remarcaron los guionistas estas cualidades en las primeras explicaciones que hicieron de las mujeres? Respuesta negativa. Vulture ha publicado un artículo llamado Cómo describieron los guiones a estos 50 personajes femeninos famosos en los que repasa cómo introdujeron los guionistas a Vivian de Pretty Woman o Holly Golightly de Desayuno con diamantes, entre otras, en sus escritos. A estas alturas quizá no sorprenda pero, en lugar de remarcar la inteligencia o la valentía de todas ellas, los guionistas se preocuparon más por destacar su belleza y, sobre todo, por sexualizarlas; algo que no hicieron con los personajes masculinos.
Esto dijeron de Erin Brockovich, personaje al que dio vida Julia Roberts:
“¿Cómo describirla? Me viene a la mente una reina de la belleza. Alta, en mini falda, piernas cruzadas, un top apretado, pero claramente de una clase social y orientación geográfica cuyos estándares para mostrar la belleza no se basan en la sutileza”.
Esta son las líneas que acompañan a Jungle Julia, la primera mujer que aparece en Death Proof de Quentin Taratino:
“Una diosa amazona mulata que camina por el pasillo vestida con una camiseta para bebés y unos shorts que enseñan su gran culo (una cosa buena). Camina como un tigre”.
Y atención a la descarada cosificación de Na’vi de Avatar:
“Es ágil como un gato, tiene el cuello largo, los hombros musculados y pechos núbiles. Es devastadoramente bella para ser una niña con cola”.
Rostros angelicales, cuerpos esculpidos, comparaciones con animales y vestidas para enseñar carne. Así querían los guionistas de Hollywood a las mujeres en la gran pantalla.
Sin embargo, conforme leemos más descripciones nos damos cuenta de que hay un patrón que se repite: todas ellas son guapas, sí, pero no lo son tanto porque de lo contrario parecerían inalcanzables al público masculino. Según los autores del texto, estos personajes femeninos son víctimas del síndrome Ricitos de oro, el cuento popular en el que la protagonista se queda con el plato de sopa que no está ni muy frio ni muy caliente. En el caso que nos atañe: las mujeres de las películas están buenas, pero sin estar demasiado buenas.
Atención. Sobre Rachel Marron en El guardaespaldas, a la que interpretó Whitney Houston:
“Causa un poco de shock ver que tiene unos treinta años. Una mujer joven. No es bella, pero no es fea”.
Al personaje de Sharon Stone en Instinto Básico lo contraponen incluso con otro papel femenino para remarcar que no es tan guapa como parece.
“Cabello largo y rubio, cara refinada, belleza clásica. No es una belleza tan demoledora como la de Roxy pero tiene un halo de sensualidad”.
Y en The Princess Bride el guion decía lo siguiente sobre Buttercup (Robin Wright):
“Está en sus últimos años de adolescencia, no le importa mucho la ropa y odia cepillarse el pelo, por lo que no es tan atractiva como podría ser. Aún así es probablemente la mujer más bella del mundo”.
anonymous
Esta es solo una prueba más de por qué es necesario que las mujeres escriban, dirijan y protagonicen sus historias.
¿Qué problema hay en que una mujer sea guapa y valiente? Claramente ninguno, pero a los hombres guionistas el tándem belleza-inteligencia en una mujer ni se les pasa por la cabeza. Aunque sea una mujer la protagonista, primero destacan su espectacularidad física. Así, ellas son el rostro bonito y ellos son los listos de la trama.