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Opinion Nadie debería ir a la cárcel por escribir canciones de rap Culture

Nadie debería ir a la cárcel por escribir canciones de rap

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Nadie debería ir a la cárcel por escribir canciones de rap

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El Tribunal Supremo decide este martes, a puerta cerrada, si confirman la sentencia de la Audiencia Nacional contra el rapero Valtonyc: tres años y medio de prisión por enaltecimiento del terrorismo e injurias a la Corona. Pero, ¿realmente es un delito odiar a tu jefe de estado?

En el momento que escribo esto, lo selecciono, y presiono la opción de 'cursiva', el Tribunal Supremo está deliberando si acepta o no el recurso de Josep Miquel Arenas, conocido como Valtónyc. La Audiencia Nacional ha pedido tres y años y medio de prisión para el rapero balear, acusado de enaltecimiento del terrorismo, calumnias e injurias graves a la Corona, así como amenazas a Jorge Campos, presidente de una fundación cívico-cultural en lucha contra el catalán.

El enaltecimiento, las amenazas, se encontraban en canciones como No al borbó o Circo Balear, temas firmados por Valtónyc al principio de su carrera.

La historia de amor entre el rap y la judicatura española viene de lejos. Negu Gorriak fueron denunciados en 1993 y absueltos por el Supremo el año 2000. Los Chikos del Maíz, de 2009 a 2015, reciben diversas querellas interpuestas por colectivos como la AVT. En 2014, Pablo Hasél es acusado de enaltecimiento del terrorismo; la Fiscalía pide para él más de dos años de cárcel. La Insurgencia, un grupo de formado por una docena de raperos, eran condenados el pasado 2017 a una inhabilitación para ostentar cargos públicos, a pagar una multa de 4.800 euros, y a pasar dos años y un día en prisión –la condena está recurrida y pendiente de ejecución.

En todos los casos, las conductas delictivas de circunscribían al ámbito de lo retórico: el cuerpo del delito eran canciones como COP$, Ustelkeria o Menti-Rós. También en todos los casos, y a la espera que los recursos de Hasél y La Insurgencia sean tenidos en cuenta, la prisión conseguía sortearse.

Josep Miquel Arenas, Valtónyc, sin embargo, y si el Tribunal Supremo falla en su contra, mañana mismo podría ingresar en prisión.

En el momento que escribo esto, el Tribunal Supremo todavía tiene que hacer pública su deliberación. Sea cuál sea ésta, el diagnóstico es unívoco: si un Estado se plantea siquiera privar de libertad a un frutero de 24 años que, con más o menos recato, dedica su tiempo libre a escribir e interpretar canciones rap, significa que ese Estado ha entrado en fase paranoide. Tener mal gusto no es ningún delito. Odiar a tu jefe de estado no es ningún delito. Sublimar ambas cosas mediante pequeñas piezas de ficción musicadas no es ningún delito.

Valtónyc podría ir a la cárcel, y no porque la Audiencia Nacional crea que “un día ocuparemos Marivent con un kalashnikov” es una amenaza plausible, ejecutable y de logística sencilla. Valtónyc podría ir a la cárcel porque No al borbó se emitió originalmente en La Tuerka, el programa de Pablo Iglesias, y porque partidos como la CUP, en solidaridad, han cedido al rapero parte de su cuota de pantalla parlamentaria. En este contexto, tener en prisión a un independentista más –Josep Miquel Arenas lo es– significa disponer de un ariete, mejor que ningún otro, para el mercadeo electoral.

Valtónyc podría ir a la cárcel porque, en nuestro país, el estado de pre-campaña es perpetuo.

“Que me no vengan con tonterías de que apoyamos a ETA”, escribía hoy el rapero en sus redes sociales, “porque ETA ya no existe”. Acto seguido, enumeraba problemáticas que sí continúan salpicando a España, el machismo a la cabeza, así como la impunidad con la que sus acólitos hacen bandera de ellas.

En los últimos 14 años, la cifra de mujeres asesinadas por violencia machista supera las nueve centenas, un número superior al de todas las víctimas de ETA.

Y esto es un vídeo de Kaydy Cain.

En el momento que escribo esto, me sorprendo escuchando La hoguera, una canción dónde Arma Blanca hablan de vertir sal “tras despellejar a Tamara y Amaral”, “dinamitar OT hasta dejarlo en ruinas” o cambiar “la gasolina de coche de Nina por nitroglicerina”. Salto a Kim, dónde Eminem habla de cortar el cuello de su exmujer. Cuento las víctimas de Stray Bullet, Shook Ones II, Bring ya whole crew, One less bitch, Story, Meat Cleaver. Me sale un número superior a 35.

Nadie a ido a la cárcel por escribir esas canciones de rap.

Nadie debería ir a la cárcel por escribir esas canciones de rap.

Pero, si todos somos iguales ante la justicia, también deberíamos serlo al ocupar el lugar del demandante y agraviado. Eso incluye a Jorge Campos de Círculo Balear. Eso incluye a la Corona Española. Lo contrario, que Valtónyc acabase en prisión, sería revelar el engaño en el que se fundamente la judicatura estatal. En Son los padres, Astrud recreaban ese infausto momento en el que descubres que los Reyes, en este caso magos, no existen. “Qué hacer”, se preguntaban, “después de la primera gran mentira”.

“Porque eso es lo que es: no una invención, ni un juego, sino una mentira”.

“Una mentira”, cantaban Astrud. “Los Reyes son mentira”.

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