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Artículo Así es como las estrellas del pop han dejado de competir entre ellas para hermanarse Culture

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Así es como las estrellas del pop han dejado de competir entre ellas para hermanarse

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Las "peleas de gatas" son cosa del pasado. Las mujeres de la música se están hermanando

Rubén Serrano

25 Junio 2018 18:35

Desde hace cuatro años empezó una tendencia al alza en la industria musical que ha pasado de fenómeno a cotidianidad: la colaboración entre artistas femeninas, empezando por el famoso Bang Bang de Jessie J, Ariana Grande y Nicki Minaj, pasando por Fancy o Can’t remember to forget you y terminando por Flawless, Problem o Black Widow. Está claro que antes de 2014 ha habido decenas de duetos femeninos, sin embargo estas alineaciones eran un fenómeno atípico. Ahora en plena era de SoundCloud y Spotify las female collaborations se producen casi a diario.

Tradicionalmente las mujeres han tenido que pelear entre ellas por colar su nombre entre los artistas más vendidos o escuchados. Tanto es así que muchas veces los escenarios se han convertido en una pelea de gatas para revalidar sus puestos y medir sus egos. ¿Hay alguien que no sepa de la rivalidad entre Mariah Carey y Jennifer López o que no haya seguido el beef entre Katy Perry y Taylor Swift?

Pero estos enfrentamientos parecen tener en los días contados porque, por fin, ellas han decido aliarse.

Ya sean grandes nombres o artistas relativamente recién llegadas, las mujeres se están buscando unas a otras para unir fuerzas y grabar canciones juntas. Mientras que a Ariana Grande y a Nicki Minaj se las podría considerar una coalición -han sacado dos dúos recientemente, Bed y The light is coming-, en lo que va de año hemos visto a Tove Lo fichar a Charli XCX, Icona Pop, Elliphant y ALMA para grabar Bitches; a Rita Ora, Cardi B, Bebe Rexha y Charli XCX juntarse para dar forma a la polémica Girls; y a Jennifer López y a Cardi B cantarle al Dinero, mientras que en territorio latinoamericano se sucede el mismo patrón con Becky G, Natti Natasha, Karol G y Leslie Grace.

El empuje de movimientos feministas como el #MeToo y #TimesUp ha dejado su estela por el mundo discográfico y ha concienciado a las mujeres artistas, que se han dado cuenta que si unían sus fuerzas su voz sería más fuerte y llegaría más lejos. En ese sentido, la estadounidense de origen albanés Bebe Rexha organizó una cena privada hace unos meses a la que solo invitó a compositoras, productoras y otras artistas.

¿El motivo? Crear una comunidad de mujeres que una de las autoras de The Monster (Eminem y Rihanna) nunca encontró cuando empezó a dar sus pasos en la industria. La reunión, a la que acudieron entre otras Erica Ender (que firma Despacito) o Ali Tamposi (Havana) tenía como objetivo algo esencial: intercambiar contactos, debatir sobre la situación de la mujer en la música y abrir paso a posibles colaboraciones.

Esta ansiada hermandad ha sido posible también gracias a la propia evolución que ha vivido la industria. Según apunta la presidenta de Atlantic Records en Time, Julie Greenwald, el inmenso espacio que han traído consigo las plataformas de música en streaming ha hecho que muchas artistas ya no tengan que enfrentarse por una única parcela libre. Por el mismo precio, los usuarios de Spotify tienen acceso a millones de canciones al mes y eso ha hecho que los hábitos de consumo hayan cambiado.

Ahora, las posibilidades de que alguien escuche las canciones de una artista se han disparado gracias al streaming y con él también estas alianzas. Un tema de dos (o tres o cuatro) intérpretes supone que los fans de todas ellas vayan a consumirlo y esa es una de las aperturas a nuevos seguidoras más inmediatas y favorecedoras posibles. Alguien arrastrado por la marca Icona Pop puede descubrir así a la sueca Tove Lo o las mixtapes de la británica Charli XCX.

Esto sin embargo, también deja vía libre para que se sucedan colaboraciones promovidas por razones publicitarias y comerciales, más que por ser fruto del interés creativo mutuo. ¿En algún momento se sentaron Nicki Minaj, Ariana Grande o Jessie J para decir “vamos a crear una de las canciones más pegadizas de este verano”? ¿O Becky G y Natty Natasha cuyo tema juntas acumula 373 millones de reproducciones en YouTube en dos meses? ¿O P!nk, Christina Aguilera, Lil' Kim y Mya en 2001 antes de lanzar Lady Marmalade, uno de los grandes precedentes de estas uniones?

Que sean menos originales o reales es lo único de les que se les podría acusar a estas canciones. Sin embargo, muchas de ellas nacen de la pasión por querer crear algo juntas o por la admiración que se profesan, así sucedió con el Hey girl! de Lady Gaga y Florence Welch. Además, están aprovechando estas alianzas para lanzar temas con mensajes reivindicativos y feministas, que se alejan de la tónica general de las colaboraciones de años atrás en las que escuchábamos a dos mujeres babear o pelearse por un hombre.

Las mujeres de la escena musical están forjando una unión solida sin precedentes. En cosa de unos pocos años, ellas han pasado de autoreivindicarse, darse la espalda las unas a las otras y exigir su espacio en solitario, a hermanarse y plantarse juntas ante una industria que todavía les sigue poniendo las cosas difíciles.

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