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Cariño sólo ofenden a los gilipollas

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Imagen: Cariño
 

Este power-trío femenino ha saltado a la fama versionando, mancillando y mejorando el ‘Llorando en la limo’ de C. Tangana

víctor parkas

16 Octubre 2018 17:53

La línea entre pop y música urbana cada vez es más difusa. Ya no es que los festivales tradicionalmente volcados en el indie y la música electrónica abran su abanico lo suficiente para dejar entrar a todas y cada una de las bastardizaciones del hip hop, sino que son los propios artistas de unas y otras disciplinas los que vienen chocando entre sí de un tiempo a esta parte: de la misma forma que Pimp Flaco puede cantar por Los Punsetes, Gerard de El Último Vecino puede ponerse, por un momento, en la piel de La Zowi.

Hay veces en que esos híbridos tan solo quedan en la intimidad de los conciertos —Ferran Palau, actualmente, incluye el A veces de Kinder Malo en sus directos—, y otras muchas explotan en estudio. Llorando en la limo de Cariño forma parte del segundo grupo: interpretada por un power-trío madrileño, esta versión ñoñi-pop de C. Tangana se ha convertido en una de las sorpresas musicales de este mes.

Con rasgueos a lo Fresones Rebeldes y mala baba dulzona a lo Meteosat, este Llorando en la limo respeta la melodía de C. Tangana, pero no así su letra. El trío, a falta de “limo” dónde verter sus lágrimas, lo hacen en “vespinos”. Las depresiones no les pillan en “ferraris”, sino en “casa de Cati”. ¿”Dios bendiga al reguetón”? Nah: “Dios bendiga al tonti-pop, Dios bendiga a Family”.

Llorando en la limo funciona porque Cariño vuelcan en ella sus obsesiones, sus madrigueras, su extracción social. No es una versión fiel; ninguna versión tiene por qué serlo. Ni las de C. Tangana, ni las de Mecano. “No quiero decir ‘mariconez’ porque me parece un insulto muy homófobo”, dijo María de OT sobre Quédate en Madrid de Mecano, la canción que deberá interpretar mañana noche sin alterar, por obligación, la letra.

De la misma forma que Cariño cambian “limos” por “vespinos”, “backlash” por “carglass”, María quiso cambiar “mariconez” por “gilipollez”, una palabra, como dijo ella misma, “que no ofende a nadie, a no ser que sea gilipollas”. Las buenas versiones sirven, entre muchas otras cosas, para eso mismo: detectar indeseables entre sus detractores.

Si te ha enfadado su versión de Llorando en la limo, lo lamento: Cariño sólo ofenden a los gilipollas.

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