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Opinión
El español puede hacerte más grande que el más grande de los Jesucristos
Han pasado dos semanas y 95 millones de views: Mia, la colaboración entre Bad Bunny y Drake, se ha convertido en esa canción del verano que nunca llegó y con la que, ahora, no puedes hacer otra cosa que bailar jodiéndote de frío. Reguetón tropical con la familia política como sujeto a seducir —“dile que tú eres mía desde la high, el yerno favorito de tu mai”—, la canción deja a un lado las letras de amor romántico-posesivo ya desde su título: Mia, sin acento, no es más que un nombre.
Fe de erratas: “Dile que tú eres Mia desde la high”.
Bondades musicales a parte, Mia es relevante por dos razones: (1) supone el primer número #1 de Drake en España y (2) y su coronación como artista con más hits colándose, en un solo año, entre los diez primeros puestos del chart de Billboard. Si, desde 1964, han sido los Beatles el grupo en ostentar dicha distinción, el canadiense les ha pasado por delante consiguiendo aupar una docena de canciones, frente a once de los de Liverpool, hasta el top ten de la lista.
Si John Lennon dijo que en los sesenta que su banda era “más popular que Jesús”, por fuerza Drake tiene que ser más grande que el más grande de los Jesucristos. Que el salto cuantitativo y santoral del autor de Hotline Bling se haya dado haciendo concesiones al reguetón tiene su gracia: en la ya histórica portada que Bad Bunny y J Balvin compartieron en Complex, el subtítulo que velaba por ellos era “la nueva religión”.
“Tu Dios es dorado, tu Dios es verdadero, tu Dios es mi Dios, nuestro Dios es el dinero”. Eso lo saben El Pardo, Cardi B y ahora también Drake. Que los artistas norteamericanos no-mex se estén aliando con estrellas latinas no es sólo una una decisión artística, sino una forma de ampliar su rédito económico mediante la colonización de audiencias que antes no estaban en su radar principal. Lo puedo repetir cantando:
“Te doy todo lo mío, hasta mi respirar / Quiero tirarnos fotos y que se hagan viral”.
Drake, chapurreando español en Mia, es una especie de reverso luminoso de aquellos grupos indies que, en la España de los 90, intentaban abrirse las puertas del mercado internacional cantando en inglés. Si ahora existe un consenso acerca de lo ridículas que eran aquellas letras guanchi-guanchi, al mismo tiempo que la audiencia asume y acepta el acento de Drake, el barómetro parece claro: con el suficiente clickbait, la vergüenza ajena puede dejar de serlo.
Nuestro Dios es el dinero.
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