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Todo lo que le debes a Balenciaga también se lo debes al arte español

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Nunca más verás con los mismos ojos un cuadro de Goya, Velázquez o Zurbarán después de esta exposición. ¿Qué pensaría el couturier de la marca que todavía lleva su nombre?

Gemma Cuadrado

23 Julio 2019 12:34

“Balenciaga era el más grande”. Lo dijeron sus contemporáneos Dior y Chanel, y también lo afirma convencido Eloy Martínez de la Pera, comisario de la exposición Balenciaga y la pintura española que exhibe el Museo Thyssen-Bornemisza. Un proyecto cocinado a fuego lento durante seis años que reúne casi 60 obras maestras de la pintura española que conversan con otras 100 creaciones de Cristóbal Balenciaga. Una reivindicación en toda regla de la moda como elemento fundamental dentro de la historia del arte.

Las paredes del Thyssen se han teñido de cinco tonos distintos de negro. Primero, para homenajear el color fetiche del couturier. Y después, para que nada entorpezca ese diálogo entre arte y moda, entre tradición y absoluta modernidad. Gracias a Eloy Martínez de la Pera, nunca más verás con los mismos ojos un cuadro de Goya, de Velázquez o de Zurbarán.

No es la primera exposición que haces en la que relacionas arte y moda, ya lo hiciste con Sorolla. ¿Qué es lo que te atrae tanto del papel de la moda en la historia del arte?

La moda ha estado inundando los museos desde siempre y esta exposición lo pone de manifiesto. El oficio del estilista y del couturier han estado muy presentes dentro de la historia del arte, igual que el de la fashionista como personaje retratado.

¿Por qué te parecía importante reivindicar la figura de Cristóbal Balenciaga?

Una de mis ambiciones era demostrar de una manera casi intuitiva que Balenciaga ha sido el más influyente, inspirador y más grande de todos los diseñadores de moda de la historia. Punto. Sus creaciones han transformado la figura femenina desde los años 40 y 50… y hoy la mitad del armario de todas las millennials dependen de esas siluetas: el vestido saco, el baby doll o la silueta pavo real, corto por delante y largo por detrás. Su influencia ha perdurado tanto en lo conceptual, a la hora de romper muchas ataduras, como en lo estético, en las siluetas y en la propia técnica de los tejidos, siempre con mucho cuerpo, que le permitían crear vestidos de novia y de noche espectaculares.

¿De qué forma inspiró el arte español a Balenciaga?

Cuando los marqueses de Casa Torres (abuelos de la reina Fabiola de Bélgica) llegan a Guetaria en 1895, necesitan una costurera y contratan a la madre de Balenciaga. El modisto nació ese mismo año y su madre se lo llevaba al palacio de los señores constantemente. Es ahí donde empieza a contemplar la colección de arte español que tenía el marqués: El Greco, Velázquez, Goya…

Hemos querido empezar la exposición con algunos de los cuadros que Balenciaga vio desde niño para hablar del poder transformador del arte, muy presente en su imaginario visual desde siempre.

Cristobal Balenciaga
© Henri Cartier-Bresson/Magnum Photos/Contacto

Balenciaga solo concedió dos entrevistas en su vida. ¿Ha sido muy difícil crear esta exposición?

Ha sido difícil porque la única anécdota que contó fue en el París Match, en 1968, después de cerrar su casa de alta costura. Explicó el momento en el que hizo su primer vestido a la marquesa de Casa Torres, cuando él solo tenía 12 años, y cómo a ella le apasionó.

Entonces, ¿con qué criterio has emparejado sus prendas con las diferentes obras de arte?

Todo lo que sabemos de él es por tradición oral, por lo que nos ha contado desde Givenchy hasta sus clientas o archiveras. Por ejemplo, Givenchy me contó que los colores de El Greco le parecían absolutamente fascinantes y que en sus visitas al Prado era el artista que más le tocaba la fibra. De hecho, el comisario artístico del Metropolitan de Nueva York dijo que las francesas dejaron de vestir de uniforme para adoptar los colores de El Greco gracias a Balenciaga: vestidos con rosas vibrantes, verdes cenizas y azules cobalto. Sabíamos que fue una gran influencia para él y por eso quisimos mostrarla de una forma muy intuitiva al público: haciendo que sus cuadros dialogaran con estos vestidos tan bellos. Con todos estos fucsias, limas, verdes, azules y amarillos.

Cristobal Balenciaga y la pintura española
Cristobal Balenciaga y la pintura española, Museo Nacional Thyssen-Bornemisza

El negro también fue uno de sus colores fetiche. ¿De dónde le venía esta fascinación?

Para Balenciaga el negro era un color muy importante, quizás porque desde que muere su padre con 11 años, vio a su madre y hermana siempre vestidas de negro. Dedica colecciones enteras de negro en momentos de pérdidas: una para su madre y otra para su socio y compañero vital. Además, el negro también es muy importante para la cultura vasca.

¿De qué forma has querido que dialogaran sus negros con los de las piezas de arte español?

El negro fue un color arquetípico para Balenciaga pero también para la historia de España. El propio Felipe II tiñó la corte de negro. Yo digo que fue el primer momento Zara de la historia de España, el primer momento en el que exportamos moda. Como el resto de cortes dependían de él, toda Europa acaba vistiendo de negro. Pero no fue por luto. En ese momento llega un tinte de México llamado palo de campeche que permitía teñir sin que se deslavara con el agua. Era un tinte muy caro y lo elije como color de corte por su simbolismo de poder, austeridad y religiosidad.

¿Es verdad que Balenciaga creó varios tonos de negro?

Decía la editora de moda de Harper’s Bazaar en 1938, Diana Vreeland, que sus negros te golpeaban, negros intensos, profundos, aterciopelados. Tantos y tan negros que cualquier otro negro a su lado parecía gris.

En esta exposición hemos querido hacer un homenaje a todos estos negros y por eso los muros están pintados en cinco tonos diferentes: negro con cobalto, negro con parduzco, negro con verde…

Cristobal Balenciaga y la pintura española, Museo Nacional Thyssen-Bornemisza
Cristobal Balenciaga y la pintura española, Museo Nacional Thyssen-Bornemisza

El diálogo en esta exposición no solo es entre arte y moda, también es entre Balenciaga y los artesanos de moda de la época.

Exacto, los oficios en ambas creaciones son muy importantes. Cuando observas estos cuadros, con estos bordados y troncados, al lado de los vestidos de Balenciaga, te das cuenta de que hay un homenaje al oficio en ambas creaciones. La alta costura está muy presente en la historia del arte, si te acercas y ves cómo está pintado todo el bordado, es brutal. Cómo están pintados los botones, es una locura. Demostrabas que eras un buen pintor cuando eras perfecto haciendo flores, un elemento importantísimo en la alta costura.

No has añadido en ningún caso el nombre de quién llevó el vestido. ¿Por qué?

No quería fetichizar la exposición. Es uno de los piropos que me ha hecho Suzy Menkes (crítica de moda de Vogue). Dijo: “por primera vez contemplamos la alta costura sin vincularla a quién la llevó, sino a quién la creó”.

Cristobal Balenciaga y la pintura española, Museo Nacional Thyssen-Bornemisza
Cristobal Balenciaga y la pintura española, Museo Nacional Thyssen-Bornemisza

En todos estos retratos de corte también vemos a mujeres a quienes les debía apasionar la moda.

Yo siempre digo que Isabel de Valois o Ana de Austria fueron las primeras influencers de la historia. A su lado, he querido poner piezas de Balenciaga que muestran su característico estilo, muy influenciado por estas cortesanas. Por fuera, sencillo, como este abrigo capa, pero con todo el glamour por dentro. Le encantaba ese efecto wow en sus clientas, que iban discretas y de repente se quitaban el abrigo y mostraban lo que era la alta costura.

Los vestidos de novia de Balenciaga también se han convertido en piezas icónicas de la historia de la moda.

Aquí tenemos el que le hizo a la reina Fabiola de Bélgica y el de Carmen Martínez Bordiu. El de la reina Fabiola cambió la historia nupcial. De una manera absolutamente sencilla le crea majestad con una cola que sale de un escote superior en los hombros, casi como en los retratos de la reina Isabel la católica. El de Carmen Martínez Bordiu tiene bordada de una forma espectacular la flor de lis, símbolo de los Borbones, en el pecho y en todo el velo.

¿Y por qué los has emparejado con estos cuadros de monjes mercenarios de Francisco de Zurbarán?

Porque para Balenciaga sus hábitos eran perfectos, con ese blanco níveo, creados con un solo patrón de cuatro piezas y tres costuras, una capelina y una capucha.

¿De qué forma le inspiró Goya?

A Goya le interesaba la moda y lo demuestra con ese plumeti en el velo del vestido de la duquesa de Guadeblanco, o cuando pinta a mujeres castizas que lucen trajes de flamenca con unos madroños en el pelo. Balenciaga conseguirá llevar todos estos elementos populares y cañís a sus vestidos de cóctel.

plumeti en el velo del vestido de la duquesa de Guadeblanco

¿Por qué crees que le interesaba tanto representar la esencia de “lo español” en sus creaciones?

Cuando Balenciaga llega a París en 1936, huyendo de la Guerra Civil española, se da cuenta, lejos de casa, de la importancia de lo español y lo empieza a introducir en sus colecciones. Lo muestra en muchas ocasiones: a través de los colores de El Greco, del negro de Felipe II o de los elementos populares goyescos. Pero también a través de su mítico traje infanta, donde incluye esa silueta tan vinculada a Diego de Velázquez y a Las Meninas. Una silueta que repetiría en muchas ocasiones.

¿También le influenció la tauromaquia?

Sí, aunque a él no le gustaban demasiado los toros, sus clientas solían juntarse en la plaza de San Sebastián en los años 20 y 30. Era el meeting point del momento. Fue así como nacieron sus capas y toreras, a menudo teñidas de su característico negro aterciopelado.


¿Qué fue lo más transgresor que hizo Balenciaga?

Sin duda, la silueta. Después de la Segunda Guerra Mundial crea el New Look, un punto de inflexión en la historia de la moda. Decide que la mujer tenga ese elemento liberador y en sus siluetas la cintura se desvanece. Es el primero que lo hace. Todas las que vistan vestidos lacios y caídos este verano tienen que saber que se lo deben a Balenciaga.

¿Qué pensaría hoy en día Cristóbal Balenciaga del prêt à porter asociado a las últimas tendencias de la marca que lleva su nombre?

Puede que no lo entendiera del todo. Se retiró en 1968, después de cerrar su casa de alta costura, porque no quiso aceptar que una misma prenda le valiera a 20 mujeres de 5 continentes diferentes. Sin embargo, estoy convencido de que les une un mismo componente rupturista y aspiracional. Cuando una mujer necesitaba un vestido especial, siempre acudía al modisto, aunque pudiera pagarse un Dior. Igual que Balenciaga sigue siendo la marca más aspiracional para la generación Z.

De modo que su alma sigue muy presente tanto en su casa de moda como en todos nuestros armarios.

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