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El 'amor romántico' no es eso que estás pensando

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Entre millennials y centennials, la idea tradicional de pareja ya no convence, pero todavía estamos buscando una nueva manera de relacionarnos

PlayGround

16 Octubre 2019 18:49

Seguro lo viste: hace un tiempo, un vídeo en el que un chico le proponía matrimonio a su novia durante su ceremonia de graduación se hizo viral. La escena es como de película de Hollywood: él se pone de rodillas, ella se tapa la boca con gesto sorprendido y él saca un anillo del bolsillo. Ella, con el birrete aún puesto, dice que sí con la cabeza y él la levanta en sus brazos.

A diferencia del público de la graduación, la mayoría de los tuits sobre el vídeo no expresaban tanta alegría: en vez de los “qué hermoso” o “muy romántico” que hubiéramos encontrado algunos años atrás, lo que había eran mensajes que marcaban lo desafortunado del asunto: sal de ahí, hermana, si él te roba la atención en un momento tan importante como tu graduación.


¿Qué pasó en el medio? ¿Por qué algo que hace años nos hubiera parecido un lindo gesto, hoy (¡por suerte!) nos parece un horror? Pensemos por un segundo en todo lo que está detrás de la escena:

  1. La idea de que no hay nada más importante que el amor de pareja (y si es heterosexual, mejor)
  2. El supuesto de que cuando ese amor es tan grande, hay que tenerlo bien seguro y nada mejor que un anillo para lograrlo

La escena nos irrita porque estas dos ideas ya no nos convencen. Lo mismo nos pasa con nuestras películas o series favoritas: la escena de los carteles en Love Actually nos pone los pelos de punta y la relación de Rachel y Ross en Friends nos parece algo enfermiza. Ni hablar del novio de Andy en Devil Wears Prada: ¿no podía apoyarla en su trabajo?

¿Entonces qué es el amor romántico?

Detrás de todo esto está el ideal del amor romántico. Que no, no es hacer declaraciones en el feed de Instagram con una selfie de los dos ni regalar un ramo de flores, sino otra cosa: la idea moderna de que el amor debe ser monógamo, incondicional, total; que tu pareja es el centro de tu vida, te completa y te hace mejor. Tu media naranja.

En su libro El fin del amor: querer y coger (Planeta, 2019), la escritora y periodista argentina Tamara Tenenbaum se pregunta por qué a las nuevas generaciones nos cuesta más sacarnos de encima el mandato del amor romántico que el de la familia tradicional.

“A medio siglo de la revolución sexual de la década del 60, el mandato de la pareja monógama de largo alcance (tipo conejito de Duracell) como camino que garantiza la felicidad sigue vigente, sobre todo para las mujeres”, dice Tamara, quien creció en una comunidad judío ortodoxa de Buenos Aires, que abandonó en su adolescencia.

Toda la educación sentimental de las mujeres está construida con base en esta idea: nos lo dicen las películas que vemos, las canciones que escuchamos, los libros que leemos.

“Ser amada por un hombre o, al menos, parecerlo es todavía la medida del estatus social de una mujer”, explica Tamara. “Y no solo eso: a muchas de nosotras — a las heterosexuales, al menos — todavía nos cuesta pensar que la soltería no es un estado de ansiedad, un estado de carencia afectiva del que hay que salir lo antes posible”.

La propuesta de Tamara no es tirar abajo la pareja, sino correrla del centro. Su libro, que en Argentina es best seller y será adaptado para una serie de MGM, es una apuesta por la amistad y la construcción de otros lazos de afecto:

“La pareja puede salvarse si la descentramos, si la corremos del podio de la vida como piedra de toque del éxito, la salud y la felicidad, incluso si dejamos de pensarla como piedra de toque del amor, como su fin o expresión última”.

En eso estamos. ¿O no?

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