La chapuza de ‘Juego de Tronos’

La última temporada de Juego de Tronos ha sido una decepción absoluta. Las prisas por cerrar las millones de líneas argumentales abiertas a lo largo de la serie en solo seis capítulos ha provocado todo tipo de chapuzas, fallos de guión, incongruencias, chascarrillos y cursiladas telenovelescas que han hecho que sus fans se sientan estafados tras ocho años de confianza ciega.

Esta última temporada nos ha ofrecido una cantidad ingente de escenas que todos esperábamos. El encuentro de Arya con Jon Snow, la pelea entre el Perro y la Montaña o la muerte de Cersei. Pero precipitar esos momentos, uno detrás del otro, como si de una máquina expendedora de momentazos televisivos se tratara, solo ha conseguido que los aborrezcamos.

¿Dónde ha quedado esa serie que se cocía a juego lento, en la que los personajes tardaban una temporada entera en desplazarse de norte a sur o que nos colaba tales giros de guión que nos dejaba en shock hasta el estreno de la siguiente?

Hechos ceniza, supongo.

Al final, con las prisas del cierre, hemos visto cómo se finiquitan la guerra entre vivos y muertos —en teoría la más importante de toda la serie— en el tercer capítulo de la temporada, tras una terrible batalla pixelada en la que no se cargan ni a un protagonista (¿una estrategia comercial para seguir chupando del vote a costa de varios spin-offs?), con la chistosa aparición en el último momento de Melisandre para cumplir su cometido (¿en serio?) y sin darnos ninguna explicación sobre la existencia del Rey de la Noche, a quien Arya se carga sin mayor esfuerzo, clavándole una daga tras saltar dos metros de altura.

Todo esto para que Daenerys se vuelva majara de una escena a otra, sin ningún tipo de coherencia narrativa. Para que sus dragones parezcan invencibles, cuando interesa. Para vivir un romance breve, desproporcionado, pasteloso y excesivamente previsible entre Jaime y Brienne. O para acabar con Sam haciendo un chascarrillo sobre la posibilidad de instaurar la democracia en un juicio absurdo y con un guión lamentable. Sin dejarnos el café o la botella de agua que se les olvida en el rodaje.

Pero aunque parezca imposible, después de una temporada desastrosa y con las expectativas por los suelos, el último capítulo parece, por comparación, el más correcto. Que Bran se convierta en el rey de los Siete Reinos puede sorprender pero resulta coherente. Que Jon Snow mate a Daenerys para acabar con sus delirios de grandeza y evitar así más muertes, es más que razonable. Que Sansa Stark acabe como señora de Invernalia también resulta suficientemente justo y la reflexión final sobre la política y el poder es bastante convincente. ¿Por qué, entonces, este final nos ha dejado completamente fríos?

Que los caminos de los guionistas de Juego de Tronos y el escritor de la saga se separaran hace algunas temporadas es uno de los motivos principales de este terrible desenlace. Todas las piezas del universo de R.R. Martin parecían encajar a la perfección en las primeras temporadas de la serie, pero poco a poco se han ido desajustando hasta propiciar un final en el que por un lado, las tramas más superficiales a duras penas consiguen cerrarse, y por el otro, ha dejado en el aire un sinfín de cabos sueltos.

¿Dónde ha ido Drogo? ¿Por qué ningún otro estado sigue el ejemplo de Invernalia y se declara independiente? ¿Después de tanto rollo, quién era Azor Ahai, la figura mítica de la religión del Señor de la Luz? ¿Qué ha pasado con la profecía alrededor de Cersei, que decía que moriría estrangulada por su hermano pequeño? ¿Quién era el Señor de la Noche y por qué su muerte acaba con todo un ejército de caminantes blancos? ¿Qué fue de Daario Naharis, el segundo amante de Daenerys?

¿Por qué tanto bombo con que Jon Snow fuera un Targaryen, si lo acaban desterrando y nadie conoce su verdadero linaje? ¿O la carta que escribe Lord Varys llegará algún día a destapar el secreto? ¿De qué ha servido la infinita trama de Arya con el hombre sin rostro, y por qué no vuelve a aparecer nunca más? ¿Por qué Bran no responde a su verdadero nombre en toda la temporada menos cuando le ofrecen el Trono de Hierro?

Y, por favor, ¿cómo termina la historia que tantas veces ha empezado Tyrion sobre esa vez que llevó un burro y un panal de miel a un burdel?

Hasta siempre, Juego de Tronos. Hubo un tiempo en que lo nuestro funcionó.