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Artículo John Holmes, el “sultán del porno” que tocó la gloria y el infierno en los 70 Culture

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John Holmes, el “sultán del porno” que tocó la gloria y el infierno en los 70

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Cocaína, asesinatos, VIH y una polla descomunal marcaron la vida de esta leyenda

Rubén Serrano

08 Agosto 2018 15:32

John Holmes es posiblemente una de las pocas personas en el mundo que tiene en su biografía de Wikipedia el apartado “Tamaño de su pene”, algo de lo que ni Rocco Siffredi ni Nacho Vidal pueden presumir. Holmes, también conocido como Johnny Wadd, construyó una leyenda tanto dentro como fuera del porno gracias a la longitud de su pene y a una biografía en la que aparecen las palabras adicción, prostitución, asesinatos y mafia.

Su fama como estrella de la industria de la triple x se consolidó a finales de los 70 y principios de los 80. El "Elvis del porno", que nació un día como hoy en 1944, paseó su bigote, su caballera despeinada y su erótica masculina en más 540 títulos acreditados, aunque algunos apuntan a que la cifra ascendió hasta las 2.500 apariciones en cintas hetero y homosexuales. Durante dos décadas, Holmes compartió focos, cámaras y sábanas con nombres tan célebres en la industria como Linda Lovelace, Cicciolina, Seka y Amber Lynn. El documental Exhausted (1981) dejó entrever que Holmes trabajó con más de 10.000 mujeres.

Los mitos no pasan a la historia solo por despuntar en su trabajo y, ciertamente, Holmes también cumple con este patrón. Si su vida era apasionada y turbulenta cuando se metía en la cama, todavía lo era más cuando dejaba de rodar escenas. Natural de Ohio (EE.UU.) y procedente de una familia humilde, su padre se marchó de casa a los 3 años. Durante su infancia y adolescencia, su madre se casó dos veces más y el horizonte no mejoraba: el segundo marido resultó ser un alcohólico que vomitaba sobre Holmes, mientras que el tercero le pegaba palizas.

Los baños de un bar lo lanzaron al porno

Para huir del ambiente violento y opresivo, Holmes se alistó en el ejército y pasó tres años en Berlín. A su vuelta se instaló en Los Ángeles y conoció a Sharon Gebenini, una enfermera con la que se casó en 1965. Por aquel entonces empezó a trabajar como conductor de grúas, lo que le ocasionó un problema en los pulmones. Su enfermedad le hizo frecuentar un club de naipes donde empezó su prolífica carrera en el porno. Una noche mientras orinaba en los baños, un fotógrafo se percató del descomunal pene del joven y le propuso hacer una sesión de fotos. A esas instantáneas le siguieron fotos en revistas y vídeos en la clandestinidad.

Su mujer Sharon no sabía nada del nuevo trabajo de su marido, que poco a poco se iba haciendo un hueco en una industria que estaba creciendo. Durante los primeros años de los 70, “El sultán del anal” fue arrestado por proxenetismo pero se libró de la cárcel a cambio de colaborar como informante de la policía. En 1973, tendría lugar el paso definitivo de su carrera gracias protagonizar una serie de cintas pornográficas en la que interpretaba a un investigador llamado Johnny Wadd, un personaje histriónico con chaqueta vaquera, pantalones de campana, camiseta de tirantes y colgantes de oro. Una versión golden y vintage de macho del porno en la que no había nada de musculación, tan solo maneras de hombre.

La cocaína sentenció su caída

Durante los años finales de la década, Holmes se volvió un adicto a la cocaína, tal y como confirman compañeros de trabajo y Sharon en el documental Wadd: The Life & Times of John C. Holmes. Su afición por los polvos blancos le causó serias complicaciones para poder mantener las erecciones y rodar las escenas. La falta de dinero para costearse la droga lo llevó a robar joyas, muebles, electrodomésticos y dinero de su esposa, amigos y hasta de las casas que alquilaban para rodar las películas. Además, también se prostituyó y vendió droga para costearse la suya propia. “Cada manifestación en la vida de este hombre fue una mentira, un engaño. Entramos en una espiral de decepción. Lo único cierto era que tenía un gran pene y que se corría cuando quería. Por eso se hizo famoso”, afirmó el magnate de la industria Al Goldsteinen en el documental.

La pantera del porno se adentró en los círculos de la mafia y conoció a Eddie Nash, un hombre relacionado con los crímenes organizados, que poseía bares de striptease y locales gais y que tenía una gran influencia en la política. Holmes se relacionó por el mismo tiempo con la banda Wonderland, un grupo de traficantes a los que ayudó a entrar en la casa de Nash para robarle el dinero, las joyas y las drogas que tenía.

Nash sospechó que Holmes podía estar involucrado y le forzó a delatar su crimen para llevar a cabo su venganza. El 1 de julio de 1981, cuatro de los miembros de Wonderland fueron asesinados delante de Holmes. La policía lo interrogó y lo arrestó con cargos de asesinato, aunque finalmente lo extraditaron y lo liberaron por falta de pruebas. Sin embargo, esa mancha ya formaría parte para siempre del currículum vital del actor y le acompañaría a todas partes.

El fin de la gloria

Cuando regresó a la industria del porno en 1982, sus días de oro parecían haber caducado. Según apunta el actor Don Fernando en Wadd, Holmes podía ganar 1.000 dólares por escena durante los 70. Sin embargo, cuando la industria se estabilizó, el vídeo cobró más relevancia y cada vez había más oferta y demanda tan solo llegaba a apuntarse 300 dólares. Cuatro años después, con su primer matrimonio roto, se casó con la actriz porno Laurie Rose, que tras la muerte de Holmes escribió el libro Porn King.

Durante estos años, el actor recibió la noticia de que tenía VIH. Ser seropositivo le traumatizó, según se expone en Wadd: se drogó el doble, bebió el doble y fumaba el doble. Holmes sufrió la presión y la vergüenza de vivir con VIH y siguió rodando porno sin revelar su diagnóstico, razón por la que estas películas finales causaron revuelo cuando se conoció su estado serológico. Según revela Rose en la pieza documental, Holmes justificó su malestar alegando que le habían descubierto cáncer de colon. Finalmente, falleció en 1988 por una complicación respiratoria y anomalías en el encéfalo relacionadas con el sida.

A pesar de que nunca trascendió el tamaño real de su pene, la industria jugó con esta incógnita para crear más expectación en torno a su figura. Algunas voces dicen que su miembro erecto calzaba 22 centímetros, otras que se encontraba entre los 25 y los 28. Aunque su figura ha inspirado películas de Hollywood como Boogie Nights y Wonderland, el resultado sabe a poco. El halo de leyenda sexual que le envuelve junto con un camino lleno oscuridad y violencia mere que el "sultán del porno" tenga su propio biopic.

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