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La serie Pose muestra cómo avanzamos y retrocedimos en relación al VIH

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La segunda temporada nos muestra militancia, manifestaciones y defensa de las personas infectadas en una época donde todavía no se sabía mucho sobre el virus. ¿Qué tanto hemos avanzado desde entonces?

Imanol Subiela

03 Septiembre 2019 00:20

La serie Pose introdujo dos cosas que resultaron (y resultan) muy disruptivas: todos los subtítulos de la serie fueron escritos con lenguaje inclusivo y además la mayoría del elenco está conformado por militantes de la comunidad LGBTTIQ de los Estados Unidos. En esta segunda temporada la serie creada por Ryan Murphy, Brad Falchuk y Steven Canals se mete de lleno con la crisis del SIDA que causó cientos de muertes en el mundo a fines de los 80 y comienzos de los 90.

Esta segunda temporada de Pose pone el foco en Blanca y Pray Tell, dos de los protagonistas principales y cómo logran sobreponerse al virus. A lo largo de los capítulos la pregunta que subyace es: ¿cómo escapar de la muerte? ¿cómo zafarse de un único final posible?. La manera que encuentran estos personajes para seguir en la vida, con estilo y glamour, es hacer sonar una y otra vez la canción Vogue, de Madonna, lanzada en 1990 y que llevó al mainstream la cultura que había sido underground en los años 80 en Estados Unidos y a la que pertenecen los personajes de Pose: los ballrooms, el voguing y todo el mito del documental Paris is Burning.

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Pose / FX

Desde el comienzo de temporada, Blanca Evangelista, nuestra heroína, empieza un tratamiento con AZT, la única medicación que existía en ese entonces y a la cual accedían unos pocos. De hecho, ella lo consigue gracias a que una persona rica muere culpa del SIDA y su médica le deja las pastillas que sobraron.

Hoy la historia es muy diferente. Según la Fundación Huésped, una organización especializada en salud sexual y reproductiva, “con el tiempo y gracias a la investigación, los tratamientos se fueron simplificando y actualmente existen esquemas con muchos menos comprimidos, muy efectivos y seguros. Inclusive, una sola pastilla por día puede combinar varios fármacos con mejor eficacia que los primeros cócteles” como los que toman los personajes de Pose.

Gracias a este tipo de tratamientos hoy es posible que si una persona con VIH y bajo tratamiento tiene carga viral indetectable por más de 6 meses (esto significa que al hacerse un análisis el resultado arroje que tiene tan poco virus en la sangre que no se puede detectar), entonces no hay posibilidad de que pueda transmitir el virus por vía sexual, según demostró un estudio llamado Partner.

Los años han pasado y gracias a los avances en la medicina el VIH se ha convertido en una condición crónica como cualquier otra. Sin embargo todavía sigue siendo un tabú en muchos ámbitos y aunque parezca extraño, también se sigue pensando que es “un tema de gays”. Pero, el virus no discrimina por género: puede vivir en cualquier cuerpo.

Sin embargo, a pesar de la efectividad de los tratamientos, según el último informe de la ONU SIDA (el área de Naciones Unidas que se ocupa específicamente de este tema), publicado en julio último, la transmisión de VIH aumentó en América Latina entre los años 2010 y 2018, periodo que cubre el estudio de esta organización. Estos datos (últimos disponibles) indican que en América Latina, la tasa de transmisión creció 7% en todo el continente. Los que más aumentos registraron fueron: Chile (34%), Bolivia (22%), Brasil (21%), Costa Rica (21%) y Bolivia (9%).

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Pose / FX

Más allá de los avances científicos, las personas que viven con VIH aún deben enfrentar prejuicios similares a los de hace décadas y contra los que luchan Blanca y Pray Tell. La Red Argentina de Jóvenes y Adolescentes Positivos exige que se cree una cura, pero más exige que se invente una “cura social”: poder vivir libremente, sin tabúes sobre el VIH. Poder vivir bien con el virus más allá del estigma, eso es estar curado socialmente.

En la segunda temporada de Pose, las manifestaciones de la comunidad LGBTTIQ en defensa de las personas positivas ocupan gran parte de la trama, llegan a suceder hasta dentro de una Iglesia y en plena misa. Al día de hoy esas manifestaciones siguen ocurriendo: pasan los años, pero los reclamos siguen y los problemas no se resuelven.

En el informe de ONU SIDA que ya se citó se dejó constancia de que la financiación para erradicar este problema está disminuyendo: "Por primera vez desde el 2000, los recursos disponibles para la lucha global contra el sida bajaron", señaló en el documento Gunilla Carlsson, responsable de la organización internacional. Además aclaró que en 2018, 19.000 millones de dólares se dedicaron a programas de lucha contra el SIDA, 1.000 millones menos que en 2017 y 7.000 menos que la suma que se considera necesaria para 2020 (26.200). "Esta reducción es un fracaso colectivo", dijo Carlsson.

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