Un taller para que aprendas a masturbarte (si no tienes vulva, no vengas)

Cuando eres mujer, masturbarte es mucho más que venirte: es una revolución.

Fabiola Trejo es mexicana, tiene 33 años, un PhD en psicología social y está especializada en el estudio del placer sexual, la masturbación y los orgasmos desde una perspectiva sociocultural.

Sus estudios la han convencido de que “el orgasmo y la masturbación son herramientas de equidad social. No se trata de un problema individual, pues el orgasmo no es responsabilidad de quien lo trabaja, sino de la sociedad; y es una marca muy clara del nivel de desigualdad que tenemos socialmente entre géneros, razas y clases”.

Y sabe de lo que habla, pues se formó con Betty Dodson, la gurú norteamericana de la educación sexual, conocida como “la madre de la masturbación”.

La revolución, un orgasmo a la vez

Primero, hay que entender que la masturbación ha sido reprimida a lo largo de la historia. Se convirtió en tabú porque es una práctica no reproductiva, y el sexo no coital culturalmente ha sido castigado. Ahora, la masturbación femenina se volvió un tabú porque para que una mujer pueda sentir placer no se requiere una práctica penetrativa. ¡Cómo te atreves!

“A las mujeres nos educaron para cuidar al otro y poner sus necesidades y deseos primero. Nos enseñaron a darle placer al otro y por eso nos olvidamos de nosotras mismas. Por eso, la masturbación femenina te da la posibilidad de aceptarte tal cual eres. Porque es una práctica de autodescubrimiento físico y emocional. Cuando sé quién soy, qué necesito y qué deseo, me puedo relacionar de manera más equitativa con las personas, y no desde la necesidad, sino desde lo que quiero”, asegura la doctora Trejo.

No es sólo venirse porque se siente rico, enfatiza: “es porque es una forma de revolución”.

La masturbación es un proceso para el que hay que buscar un espacio, un momento y tranquilidad. Eso, en sí mismo, ya es extraordinario: que una mujer saque el tiempo para tocar su cuerpo. Porque va en contra de todos los mandatos sociales, y es así como se convierte en una herramienta revolucionaria de equidad social.

Teoría y práctica

En general, las mujeres no admiten públicamente que se masturban, sólo existen algunos pocos estudios que indican que un 70% sí lo hace. Este silencio se debe al castigo social para las mujeres que viven su sexualidad sin un hombre, porque se asume que no tienen con quién tener sexo, son necesitadas, desesperadas o insaciables.

“Lo importante y revolucionario del orgasmo es que se pueda elegir. Muchas mujeres no están teniendo orgasmos porque nunca han tenido la oportunidad, nunca se han tocado, nunca les dijeron que tenían permiso, nunca aprendieron, y eso es violencia”, explica Fabiola.

Ésta es la razón por la que se certificó para impartir Bodysex, un taller de masturbación femenina para ayudar a las mujeres a sanar la relación que tienen con su cuerpo. Para permitirse conectar consigo mismas y su historia sexual, explorando sus cuerpos y el orgasmo para sanar y conocerse a través del placer.

Al inscribirse, las asistentes entienden que la regla es que estarán desnudas, y durante dos sesiones de seis horas distribuidas en dos días, explorarán sus cuerpos y aprenderán sobre ellos frente a otras mujeres, culminando en el llamado “receso erótico”, donde pondrán en práctica todo lo aprendido y se masturbarán ante la presencia de todo el grupo femenino.

Aquí no hay sorpresas; sentadas en círculo y armadas cada una con su lubricante, aceite para masajes, Kleenex, agua, un dildo y un vibrador, aprenderán a conocerse a sí mismas, y para finalizar —sin que el orgasmo sea obligatorio— celebrarán sus cuerpos y la oportunidad de haber compartido un momento tan íntimo y vulnerable.

¿Quieres venir?

El próximo se llevará a cabo este 2 y 3 de noviembre. Pero si no alcanzas a este, habrá muchos más.