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Artículo Obra y milagros de Roy Cohn, el abogado sin escrúpulos que convirtió a Trump en un monstruo Culture

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Obra y milagros de Roy Cohn, el abogado sin escrúpulos que convirtió a Trump en un monstruo

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Un documental repasa la vida de Roy Cohn, abogado despreciable y mentor del actual presidente

PlayGround

04 Octubre 2019 17:34

En el documental Where's My Roy Cohn?, su protagonista es descrito como un hipócrita sin escrúpulos. También como un mar de contradicciones que nunca estuvo en paz consigo mismo y mucho menos con el mundo que le rodeaba. Como un homosexual que perseguía a los homosexuales. Un judío que odiaba a los judíos. ¿Otros adjetivos que le dedican? Malvado, corrupto, indecente, mentiroso y demagogo. Algunas de esas perlas salen de boca de su familia y amigos.

Podría ser un retrato más de una de las muchas personalidades de ética dudosa que prosperaron en los Estados Unidos del siglo XX. Pero hay un detalle que convierte a Roy Cohn en relevante a día de hoy, más de 30 años después de su muerte: la frase que da título al documental (“¿Dónde está mi Roy Cohn”, en español) fue pronunciada por Donald Trump.

La cita se le atribuye a Trump durante un momento especialmente tenso de principios de 2018, cuando las investigaciones acerca de la interferencia rusa en las elecciones se intensificaron. Trump necesitaba a un protector, a alguien que luchara por él tan ferozmente como lo hizo una vez Cohn. Pero para entender el significado de su frase en toda su dimensión primero hay que saber quién fue Roy Cohn.

Para cuando murió de SIDA en 1986, la biografía de Cohn era tan fascinante como despreciable. Su periplo vital lo asemejaba más a un villano de película que a un abogado real. Lo cual podría ser divertido si no fuera porque las consecuencias de sus peores actos todavía se notan en el mundo.

Tras graduarse en la facultad de derecho con solo 20 años, se hizo un nombre procesando a Ethel y Julius Rosenberg por espionaje. Ya en ese caso dejó de lado la ética para asegurarse de que el matrimonio judío no solo era declarado culpable sino condenado a muerte, a pesar de que las pruebas eran insuficientes.

A lo largo de los años 50 se convirtió en la mano derecha de McCarthy durante la caza de brujas y en el abogado del jefe mafioso Anthony Salerno. Dos movimientos que le auparon en los círculos de poder -y corrupción- de Nueva York. Su figura era algo así como la de un puente entre los jefes del crimen organizado y los políticos y hombres de negocios que debían tratar con ellos.

“Nueva York es la última ciudad transaccional, y diría que Cohn influyó en la naturaleza oscura de la ciudad de ese período y la hizo especialmente corrupta”, explica a Los Angeles Times el director del documental, Matt Tyrnauer.

Su falta de escrúpulos y sus maneras belicosas le convirtieron en un personaje notorio, que se rodeaba de las personas más prominentes del país: celebrities, magnates de la comunicación, los Reagan... y Donald Trump.

Los dos hombres unieron fuerzas por primera vez cuando Trump, por entonces un joven empresario de la construcción, fue demandado, junto a su padre, por negarse a alquilar sus apartamentos a inquilinos negros. En contra de la opinión inicial de Cohn, Trump llegó a un acuerdo con los demandantes, no sin antes contrademandar al Gobierno por 100 millones de dólares. Trump había aprendido una de las reglas de oro de Cohn: nunca admitas que estás equivocado y nunca te disculpes.

Fue el principio de una fructífera relación en la que Cohn ayudó al actual presidente a cerrar acuerdos de construcción exclusivos, demandó a la Liga Nacional de Fútbol por conspirar contra su cliente y preparó el acuerdo prenupcial para la primera esposa de Trump.

Según cuentan, fue Cohn quién enseñó a Trump a mantener a las autoridades lejos mientras se involucraba en negocios turbios. También a manipular a los medios culpando a terceras personas si se veía envuelto en una polémica. Y, con su propio ejemplo, le mostró que mientras fueras carismático daba igual si eras un sinvergüenza: los medios te convertirían en estrella. En otras palabras: Cohn ejerció de mentor para Trump.

“Roy Cohn creó un presidente más allá de la tumba”, dice Tyrnauer al Daily Beast. “Es casi una afirmación absurda, pero en este caso es cierto. Con la elección de Trump, Cohn pasa de ser una nota al pie de la historia de los Estados Unidos a ser un moderno Maquiavelo, lo cual es un fenómeno sorprendente”.

Su hipocresía también marcó su vida privada. A pesar de haber empezado su carrera persiguiendo a trabajadores gubernamentales homosexuales, él mismo era un gay que nunca salió del armario.
Su voraz apetito sexual era legendario, pero siguió negando ser homosexual incluso cuando contrajo el SIDA. En público decía que tenía cáncer mientras aceptaba la ayuda de Reagan para probar un tratamiento experimental para el VIH.

Después de décadas de escapar de las amenazas legales por su comportamiento profesional, Cohn finalmente fue inhabilitado por conducta poco ética. Ya estaba en las etapas finales de su enfermedad, y su fastuoso círculo social había dejado de llamar. Trump también se olvidó de él. Hasta ese día de 2018 en el que se vio acorralado.

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