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Artículo "Nuestra verdadera adicción es sostener el teléfono, no Internet" Fire

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"Nuestra verdadera adicción es sostener el teléfono, no Internet"

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Los iPhones son tan bonitos que nos han convertido en seres DESPRECIABLES. Una videocolumna de Carlo Padial

Carlo Padial

08 Julio 2016 17:56



Se habla mucho de la adicción a Internet y a las redes sociales pero muy poco de la adicción a sostener el teléfono móvil. Y ese es el verdadero problema.

El verdadero problema es la adicción a sostener el teléfono móvil. La gente sostiene sus móviles y los manipula con tanta firmeza que parece que estén intentando crear un campo gravitacional a su alrededor.

No obstante, ese apego frenético es comprensible.

Los iPhones molan mucho. Los iPhones son tan alucinantes que yo creo que nos han convertido en gente despreciable, idiotas al servicio del frenesí moderno. Sin duda, el iPhone te transforma en un idiota.

Yo mismo por ejemplo, me acabo de comprar un iPhone 6 y es precioso. Parece un artefacto del futuro. Un regalo de una civilización extraterrestre, que encima lleva Spotify gratis, aunque sea con anuncios. ¿Pero qué tienen de malo los anuncios?

El iPhone mola tanto que me dan ganas de lamerlo, de metérmelo en la boca. De chuparlo. Es una cosa irracional. Da un poco de vergüenza admitirlo, pero es la verdad. Y al mismo tiempo me preocupo por él como el típico imbécil que se preocupa por su coche y porque que nadie se lo raye.

Cada vez que mi iPhone está en peligro me entran ganas de pegar a alguien, pierdo los nervios. Es absurdo.

Tener un iPhone genera esta euforia que hace que me vengan ganas de llamar a gente emocionado, solo para decirles que tienes un iPhone. Les llamo casi entre lagrimas, solo para hablar del iPhone que tengo entre manos, diciendoles: “Tengo un iPhone… Tengo un iPhone… Este telefono desde el que te llamo me ha cambiado la vida,… No cuelgues. He cometido muchos errores, pero esto lo soluciona todo.”

Son como pequeños bebés que llevamos encima, es enfermizo, los acunamos. Los vestimos con sus fundas. Los ponemos a dormir cuando los cargamos. Son bebés electrónicos, a los que tratamos como a nuestro minúsculo hijo hiperinteligente y superdotado, nuestro bebé probeta, el chico burbuja al que debemos proteger del exterior como madres celosas.

Si la gente cuidara de sus hijos y sus relaciones como cuida de sus iPhones todo iría mejor. Y desde luego, tengo claro que si la gente de nuestra generación cuidan de sus futuros hijos con la misma dedicación con la que cuidan de sus iPhones vamos a tener los mejores niños de la historia, todos los niños serán Walt Disney, o Steve Jobs, si los cuidamos como cuidamos a nuestros teléfonos. 


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