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Canadá acaba de prohibir las grasas trans de las patatas fritas y los donuts

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Se calcula que sin grasas trans industriales podrán prevenirse 12.000 infartos

Rosa Molinero Trias

17 Septiembre 2018 13:20

El 15 de septiembre entró en vigor la prohibición sobre las grasas trans en Canadá, que pasan a formar parte de la “Lista de Contaminantes y Otras Sustancias Adulterantes”.

Desde esta semana, las grasas trans no podrán servirse en bares y restaurantes, tampoco podrán importarse productos que las contengan y los fabricantes canadienses ya no podrán emplearlas más. Sin embargo, los consumidores todavía podrán encontrarlas en los productos habituales, ya que estos no serán retirados.

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Las grasas trans son un producto creado por manos humanas, fruto de la hidrogenación de un aceite graso mediante un método que se descubrió principios del siglo XX, añadiendo hidrógeno en estado gaseoso para conseguir solidificar las grasas, pero no se utilizó en la industria alimentaria hasta los años 50. No fue hasta 40 años más tarde que los primeros estudios empezaron a arrojar luz sobre los peligros sobre la salud cardiovascular que entrañaba el consumo de las grasas instauradas.

Presentes en muchos productos de panadería y envasados, porque actúan como conservante que alarga la fecha de caducidad, y como sustitutas de otras grasas más caras, se considera que el efecto en la salud de las grasas trans es nocivo. Mediante un mecanismo que todavía se desconoce, consiguen aumentar el nivel de colesterol pernicioso (LDL) y reduce el bueno (HDL).

La prohibición canadiense se apoya en investigaciones que aseguran que la retirada de las grasas podrá prevenir unos 12 mil ataques al corazón en 20 años. Es por esta razón que se considera que la grasas trans son de las peores, por delante de las grasas saturadas y las insaturadas, presentes de forma natural en los alimentos.

Se estima que el mercado canadiense no estará libre de grasas insaturadas hasta dentro de unos tres años, según ha declarado el Ministerio de Salud canadiense a CBC News.

La Heart and Stroke Foundation de Canadá, co-directora la Trans Fat Task Force que impulsó las primeras recomendaciones en la materia en 2006, ha celebrado la medida. “Después de muchos años trabajando con el Ministerio de Salud canadiense es maravilloso ver implementada esta medida para la salud pública".

Por otra parte, la prohibición de dichas grasas, alertaron los grupos ecologistas, podría fomentar todavía más el uso de aceite de palma, que contribuye a la deforestación y tiene un elevado contenido en grasas saturadas. También los nutricionistas han contemplado la posibilidad de que la industria incremente el contenido total de grasas para compensar la prohibición.

El año pasado, la ministra de Salud, Ginette Petitpas Taylor, anunció la normativa que sería tomada de modo que la industria tuviera tiempo suficiente para encontrar alternativas adecuadas.

Han transcurrido 12 años desde que Canadá puso la primera piedra para la aprobación de esta medida. En 2006, un informe gubernamental urgía a la regulación de las grasas trans e indicaba que de media, los canadienses deberían reducir su consumo en un 55%. Un año más tarde, se le dieron 2 años a la industria para que redujera de forma voluntaria la cantidad de grasas trans utilizadas en su producción.

En el mismo periodo, Estados Unidos hizo lo propio, y este mes de junio se cumplía la fecha límite para su completa retirada del sistema alimentario. Según la Grocery Manufacturers Association, se habría logrado en un 98%. No obstante, algunos productos, como las bases de tarta y las palomitas, son excepciones y la Agencia de Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) consideró que podían seguir usando las grasas trans para realzar los sabores y engrasar los moldes industriales donde se elaboran los productos.

En Europa, las grasas insaturadas industriales no están prohibidas, aunque en febrero de 2018 se cerró una consulta pública para evaluar el deseo ciudadano de limitar su uso.

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