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La denuncia de los camareros españoles: "la hostelería está podrida"

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Una camarera denuncia sus condiciones laborales en un restaurante y recibe un alud de comentarios de camareros cabreados

Rosa Molinero Trias

09 Julio 2018 12:07

“No estás sola, a todos nos han atacado y pisado en este sector. Te animaría a que no te rindieras, pero yo ya he tirado la toalla. La hostelería no cambiará”.

Este es uno de los muchos mensajes que recibió la tuitera @DianaSmiles32 cuando denunció las malas condiciones que estaba sufriendo en su nuevo trabajo de camarera en una franquicia.

Horas que exceden de largo las firmadas por contrato y sin pagar, broncas por llegar 15 minutos tarde, gritos delante de los clientes, asignación de tareas para las que no había sido contratada, descansos insuficientes en largas jornadas.

Incluso llegó a presenciar como se utilizaba para hacer sangría una manzana que se había remojado en lejía y vivió situaciones como esta:

Así resumía DianaSmiles32 su experiencia laboral bajo la amenaza constante que la echaran:

Su hilo de tuits visibiliza la precariedad del sector, especialmente para la gente joven, a la que se intenta timar con los contratos y finiquitos, como le ocurrió a DianaSmiles32, a la que presionaron para que firmara su renuncia voluntaria, le pagaron parte de su sueldo en negro y la insultaron por quejarse y no ceder ante lo que le pedían.

Tras contar su experiencia, DianaSmiles32 habilitó su buzón para poder recibir otros testimonios similares de malos tratos al trabajador de la hostelería, que fue compartiendo y pronto se viralizaron:

“Mujer de origen magrebí. Trabajando en un pequeño supermercado de Lleida, de lunes a domingo y de 10 am a 10 pm. Por 750 euros líquidos. Sólo se impone por 22 horas (¡media jornada!). ¡Explotación y esclavitud pura y dura!

“He estudiado dirección de cocina y dirección de sala, he invertido 18.000 euros en mis estudios. La hostelería es vocacional en mí y en este trabajo han acabado con ella. No quiero trabajar nunca más en un restaurante. La hostelería está podrida, unos sindicatos inoperativos, una gran cantidad de empleados no cualificados provenientes de otros sectores. Si un empleado se queja o insubordina, cientos de personas están dispuestas a dejar que les pisen”.

“James era un cabeza hueca. Nivel le das una colleja y puedes escuchar el eco. Ex-militar venido de Irak, de lo único que entendía era de cerveza. Para ser justos, controlaba muchísimo del tema, aunque más que el marco teórico lo que le molaba era el empirismo del pimple, cosa que ponía en práctica a ambos lados de la barra, con penoso resultado a veces”.

“En una de estas que se había puesto como un piojo, le dio por tocarle el culo varias veces a la compañera”

“Decidió callarse y seguir a lo suyo, y a pesar de que la intentamos convencer para que tomara medidas, denunciara, etc, ella no estaba en situación —familiar, dinero, lo de siempre— como para meterse en mierdas. Sin embargo, por birlibirloques extraños, otra compañera acabó contándole lo ocurrido al general manager. Y en ese momento comenzó a girar una maquinaria tan extraña como repulsiva: la directiva no tomó ningún tipo de medida punitiva. No despidió a James. No animó a Susan a denunciar, todo lo contrario”.

“Esto fue/es en Inglaterra, donde las condiciones de trabajo son un poquitín mejores, pero el abuso está tan estructuralizado como en España”

“A mi novio, en un restaurante llamado Corpore Sano, sin contrato, haciendo 11 horas como ayer hizo ayer viernes, como haciendo 4, le pagan 25 euros el día entero. En total esta semana ha hecho 37 horas. Sin haber trabajado ni lunes ni martes, y solo le van a pagar 125 euros”.

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