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Artículo Machismo en el ejército: expulsan a una mujer de las pruebas por tener un tatuaje Now

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Machismo en el ejército: expulsan a una mujer de las pruebas por tener un tatuaje

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Getty.
 

A ella la echaron, a sus compañeros con tatuajes no. ¿La justificación? Que su tatuaje se vería si su superior la obligase a llevar un uniforme con falda

Elena Rue Morgue

04 Julio 2018 13:15

Estela Martín era trabajadora de atención al paciente en un hospital. “Quería trabajar en psicología, que era lo mío”, explicó en una entrevista al diario Público. Su padre, militar, le sugirió presentarse a las oposiciones para ser psicóloga en el ejército. “Persona con la que hablaba de este tema, persona que me motivaba. Sabía que era complicado pero si me dedicaba a pleno, podría conseguirlo”, comentó estela.

Durante dos años Estela Martín se dedicó en cuerpo y alma a prepararse las pruebas estudiando ocho horas diarias y viviendo del dinero que había ahorrado. El pasado 19 de junio descubrió que todo ese trabajo había sido en balde: el pequeño tatuaje de una flor que lleva desde hace más de una década en el empeine ha sido motivo suficiente para dejarla fuera.

Sucedió durante las pruebas físicas, concretamente en la de natación. “Ya en la piscina, cuando me toca en la siguiente tanda, se acercan a una compañera que lleva unas tiras de fisioterapia pegadas en las piernas. Así nos empiezan a revisar a todos. Llegan al tatuaje de mi pie y el presidente ordena que abandone las pruebas”, Estela, atónita, exigió una explicación.

El presidente se justificó diciendo que no puede continuar con las pruebas porque su tatuaje sería visible con el uniforme. “Yo le recuerdo que la elección de uniforme es personal, o pantalón o falda. Y él me responde que mi jefe de unidad me puede obligar a llevar falda. Le respondo que eso sería discriminatorio y ya no me contesta”, explicó a Público.


Estela, abatida al ver como su tiempo y su esfuerzo se iban por tierra sin que pudiera hacer nada le preguntó hasta cuatro veces al presidente si la expulsión era real. “Entre mis compañeros incluso les comentan que me lo puedo tapar. Yo le digo que me lo puedo borrar si es preciso…”. El machismo, en este caso, es incuestionable: “Allí había hombres haciendo las pruebas con el gemelo o los pies tatuados, y a ellos sí se les deja porque van siempre con pantalón”.

Al conocer la normativa por ser militar en reserva, su padre — que la había acompañado a las pruebas — trató de hablar con el tribunal y su presidente. Nada. Le propuso a su hija recurrir la decisión, y así lo hizo. A los tres días la llamaron. El presidente le confirmó que debía acudir a la Escuela Militar de Sanidad para revisar su caso.



El tribunal estaba formado por cuatro hombres y una mujer. El presidente, el mismo de la anterior ocasión, mantuvo su posición: “Nada más entrar él recuerda la normativa de que no se permiten tatuajes visibles. Me sacan un zapato de un tallaje menor que mi pie para ver si, al probármelo, se vería el tatuaje. Yo le digo que no puedo porque es pequeño y estoy segura de que se ve el dibujo, porque era un zapato de tacón, de salón. Entonces, yo menciono que la convocatoria indica que el órgano de selección debe velar por el ‘estricto cumplimiento de la igualdad de oportunidades entre los aspirantes de ambos sexos’”.

Detalle del tatuaje.

Estela, que había revisado la normativa de uniformidad, recuerda que el único momento en el que la falda es obligatoria es cuando toca vestir el uniforme de gran etiqueta, y en ese caso es posible el uso de medias negras que cubrían por completo el tatuaje. El presidente, que claramente solo había concertado aquella revisión por quitarse de encima un lío y no porque tuviera intención alguna de cambiar de parecer, volvió a despacharla alegando que incumple la normativa.

En Twitter hay usuarios que intentan invalidar su historia asegurando que no tiene nada que ver con el género, aunque su historia no deje lugar a dudas.

Al salir Estela pidió un documento escrito para que quedase constancia de aquella reunión. Después de una hora esperando sentada en un pasillo frente a una fotografía de Franco, el presidente salió para entregarle el informe y confirmar, una vez más, que el motivo tras su decisión no es otro que el machismo.

“El presidente me dice que ‘la superficie de piel libre de tatuajes exigible a una mujer es muy superior a la de un hombre’, o ‘un hombre puede tener tatuajes en el pie, tobillo o incluso en las pantorrillas y no pasa nada, pero una mujer no puede’, o ‘da igual que en la normativa ponga que el uniforme es opcional, pantalón o falda, tu superior te puede obligar a llevar falda aunque tú no quieras’. Yo intenté defenderme porque me sentía humillada, pero mi padre me hizo entender que no merecía la pena seguir allí”, explicó Estela a Público.


Ahora Estela aplica a un recurso de alzada, la única forma que tiene de seguir adelante con el caso y que este llegue al ministerio de defensa sin tener que tirar de abogados, ya que no se los puede pagar. De hecho, ya está buscando un trabajo de lo que sea, sus ahorros no dan más de sí. Asegura que el movimiento feminista le ha dado fuerzas para enfrentarse a esta injusticia y compartir su historia por las redes sociales, aunque las primeras amenazas han empezado a llegar. Por el momento sigue tratando de localizar a una compañera que, como ella, fue recientemente expulsada de las pruebas por un tatuaje.

[Vía Público]

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