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Nueva Zelanda corre un enorme peligro, aseguran estos científicos

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Los geógolos avisan: “No te asustes, pero prepárate”

PlayGround

15 Diciembre 2017 06:00

Demasiado a menudo, no sabemos nada del sitio donde vivimos. No lo decimos por la historia, ni por la cultura, ni por el quiénes son o dejan de ser tus vecinos. Lo decimos por lo que queda debajo de nuestros pies. Porque a veces el suelo que pisamos oculta una tremenda amenaza.

Piensa, por ejemplo, en la temida falla de San Andres. Hace dos veranos, el director del Centro Sísmico del Sur de California advertía de que la sección sur de la falla de San Andrés estaba “cargada y lista” para liberar la energía que había ido acumulando durante el último siglo. Eso provocaría un gran temblor, el temido 'Big One', un terremoto de magnitud 9.0 que podría ocasionar el desastre natural más grande conocido por la humanidad.

Pues algo parecido ocurre con Nueva Zelanda.

El año pasado Nueva Zelanda sufrió lo que algunos expertos han bautizado como el terremoto más raro del mundo. Al menos 12 fallas independientes se rompieron durante el sismo del 14 de noviembre. Tal fue la fuerza de aquel movimiento telúrico de Kaikoura que rompió una franja de territorio de casi 200 kilómetros de largo.

El sismo, de 7,8 de magnitud, desplazó sectores de la Isla Sur hacia el norte y elevó el terreno en algunos lugares hasta 8 metros de altura. Lo que pasó aquel día, dicen los investigadores, obliga a repensar los modelos sísmicos actuales. Y eso implica, también, repensar los riesgos.

“Una cosa que hemos sacado en claro después de reflexionar sobre el terremoto de Kaikoura es que no queremos que la gente piense que ese fue el 'big one'”, explicaba la doctora Ursula Cochran en un encuentro de geólogos celebrado a principios de mes en Blenheim. O dicho de otro modo: ese Gran Terremoto de Nueva Zelanda, su Big One de magnitud 9, aún está en camino.

El año pasado Nueva Zelanda sufrió lo que algunos expertos han bautizado como el terremoto más raro del mundo. Ahora advierten de que el Gran Terremoto de Nueva Zelanda, su Big One de magnitud 9, está en camino.

En esa conferencia se habló de San Andrés. Los expertos siguen opinando que existe una gran probabilidad de que la falla californiana genere un gran temblor en los próximos 30 años, lo que supondría una sentencia de muerte asegurada para cientos de miles de personas. Pero esos expertos también consideran que el mayor riesgo ahora mismo está en Cascadia, en el Pacífico Noroeste, donde la subducción de una placa oceánica y la placa Norteamericana (la placa tectónica continental) está generando una enorme tensión.

En Nueva Zelanza sucede algo parecido en la zona de la fosa de Hikurangi, cerca de la costa este de la isla Norte de Nueva Zelanda.

En la continuación sur de la fosa de Kermadec, la gruesa meseta oceánica de Hikurangi se subduce bajo la corteza continental de la placa Indoaustraliana. Se consideraba que esa meseta estaba aprisionada bajo la plataforma continental, pero los científicos del centro de estudios geológicos de Nueva Zelanda consideran ahora que ya no es estable.

La fricción entre esas dos gigantescas placas acumula una tensión que se libera durante terremotos de intensidad variable. Cochran y otros especialistas creen que esa tensión podría traducirse en un devastador terremoto de magnitud 9,0.

Por la posición geológica de la fosa de Hikurangi, ese terremoto provocaría también un inmenso tsunami que afectaría a las islas de la zona.

Es imposible precisar cuándo podría producirse un movimiento telúrico de esa escala, pero los científicos subrayan la necesidad de considerar la posibilidad de un gran desastre.

Cochran lo tiene claro. “No te asustes, pero prepárate”. Esa es su recomendación para sus conciudadanos.

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