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El auge de las apps de salud: ¿hasta qué punto son fiables?

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Los médicos del futuro estarán en Sillicon Valley, o no.

Gemma Cuadrado

19 Noviembre 2019 17:59

Las aplicaciones de seguimiento de salud llevan años ayudando a recopilar datos sobre frecuencias cardíacas, estados de ánimo, patrones de sueño o ciclos menstruales. Pero últimamente toda esta tecnología ha ido un paso más allá. Cada vez existen más apps que, además de acumular estadísticas, empiezan a funcionar como lo haría una pastilla de antaño.

El auge de este tipo de aplicaciones se debe, en parte, a la gran brecha que existe entre la demanda y la capacidad de tratamiento, especialmente en la industria psicológica. Con el fin de agilizar estos procesos, una nueva ola de empresas de Sillicon Valley está recurriendo a la tecnología. Sin embargo, la velocidad en la que la atención de la salud mental ha pasado de los hospitales a nuestros teléfonos está generando entusiasmo y preocupación a partes iguales.

Según un estudio reciente del Nature Digital Medicine, la mayoría de estas aplicaciones carece de evidencia científica en sus resultados. Y eso pasa porque, siempre y cuando no pretendan diagnosticar o tratar directamente una enfermedad, la Administración de Alimentos y Medicamentos no les exige ninguna prueba de efectividad. Entonces, ¿cómo podemos saber cuáles son realmente fiables?

Apps de recopilación de datos y diagnósticos

Estas aplicaciones nacieron como herramientas estadísticas de seguimiento que, con el tiempo, han evolucionado hasta el punto de evaluar el riesgo de padecer determinadas dolencias. Sin embargo, resulta complicado determinar la precisión de sus evaluaciones, que suelen tender al sobrediagnóstico por falta de estudios clínicos avanzados.

Solo en septiembre, más de 636.000 mujeres completaron las evaluaciones de salud de Flo, una aplicación de seguimiento de su período que, recientemente, introdujo una herramienta que evalúa el riesgo de padecer síndrome del ovario poliquístico. Esta app le sugirió a un 38% de sus usuarias la posibilidad de sufrir esta dolencia. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los algoritmos se equivocaron.

Estas aplicaciones se basan en un sistema de inteligencia artificial que no puede tener en cuenta todos los factores personales del paciente y que, a menudo, induce a responder a sus usuarios con cierta gravedad. "Si algunos síntomas coinciden, alentamos a los usuarios a visitar un médico solo para asegurarse de que todo esté bien", respondió sobre estas falsas alarmas la compañía.

Sin embargo, algunos expertos creen que estos sobrediagnósticos pueden provocar un malestar innecesario en los usuarios. "Podría hacerles creer que tienen un problema que en realidad no tendrá absolutamente ninguna consecuencia clínica para ellos", explicó la doctora Jennifer Doust en The New York Times. De modo que estas apps no son aptas para hipocondríacos.

Apps como terapia digital

La industria de la salud mental está viviendo un punto de inflexión gracias la tecnología. Miles de aplicaciones prometen alivio en tiempo real a la ansiedad y el estrés a través de técnicas de atención plena, meditación y seguimiento del estado de ánimo. Algunas solo están orientadas a mejorar el bienestar de sus usuarios, otras ofrecen una alternativa digital a la experiencia de asesoramiento en persona.

Empresas como Reflect, Two Chairs o Kip, todas fundadas por jóvenes frustrados con sus dificultades pasadas para acceder a terapia, funcionan con un bot asociado a un psicólogo real. Antes de nada, sus usuarios tienen que completar una encuesta previa que permite que los algoritmos generen respuestas y recomendaciones suficientemente acuradas que, en cualquier caso, un humano revisa antes de enviarse.

Si bien muchos expertos recomiendan no prescindir por completo de los terapeutas humanos, el nivel de constancia que proporcionan estas aplicaciones resulta inviable en los tratamientos tradicionales. Esta tecnología es capaz de acompañar a sus pacientes en todo momento, lo que podría ayudar a muchos adolescentes, teniendo en cuenta que, en la última década, la tasa de suicidios entre los 10 y 24 años ha aumentado en un 56%.

Apps recetadas como tratamiento combinado

Pero a pesar de que su utilidad sea incuestionable, muchos terapeutas todavía tienen sus reservas sobre la efectividad de este tipo de herramientas digitales. Por eso la Asociación Americana de Psiquiatría las está empezando a evaluar de manera más rigurosa, aunque de momento ha concluido que "las interacciones cara a cara fomentan la intimidad y la empatía entre clientes y terapeutas, experiencias fundamentalmente humanas que la tecnología no puede ofrecer".

Los expertos lo tienen claro: no es posible el reemplazo digital a la conexión humana. Sin embargo, muchos están empezando a recetar este tipo de aplicaciones como complemento a sus terapias personales, especialmente en el tratamiento de adiciones a sustancias. En estos casos, la aplicación aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos se llama Reset y forma parte de las llamadas “terapias digitales con receta”.

En esta línea, los gigantes farmacéuticos Novartis y Pear Therapeutics, ya están planeando desarrollar aplicaciones de prescripción para tratar la esquizofrenia o la esclerosis múltiple. Sin embargo, algunos expertos argumentan que estas aplicaciones, aunque se promocionan como una terapia médica novedosa, en realidad se basan en tratamientos existentes. De hecho, la propia Reset, no es más que la digitalización de un programa de terapia de adicción desarrollado originalmente a fines de la década de los 90.

Sin embargo, afirmar que en el campo de la tecnología de la salud está todo hecho no tiene sentido. Probablemente el futuro de estas aplicaciones irá de la mano de la realidad virtual. Varios estudios han demostrado que, en este caso, los resultados obtenidos podrían ser mayores a los alcanzados a través de la terapia tradicional.

Daniel Freeman, profesor de psicología clínica de la Universidad de Oxford, está empezando a tratar el miedo a las alturas a través de la realidad virtual y pretende usarla para detectar el riesgo temprano de Alzheimer en un futuro. Las posibilidades que ofrece este tratamiento son muy extensas. Eso sí, la supervisión de un experto resulta primordial para conseguir resultados óptimos.

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