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Entrevista Josep Darnés: "En un año me dejé 12.000€ en terapias de crecimiento personal" Lit

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Josep Darnés: "En un año me dejé 12.000€ en terapias de crecimiento personal"

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02 Enero 2019 16:56

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Hablamos con Josep Darnés, el autor de 'La burbuja terapéutica', sobre la adicción a las terapias de crecimiento personal, los peligros de la psicologización de la vida cotidiana y el abuso de poder por parte de gurús y terapeutas

Terapia bioenergética. Psicología positiva. Psiconeuroinmunología. Coaching. EMDR. Técnica Alexander. Cuadrinidad. Terapia regresiva. Kinesología. Quiropraxis. Psicología transpersonal. Tapping (EFT). Ozonoterapia. Homeopatía. Naturopatía. Dieta macrobiótica. Flores de Bach. Programación neurolingüística. Danzaterapia. Osteopatía. Biorresonancia.

Estas son solo algunas de las muchas terapias y prácticas de crecimiento personal que Josep Darnés (Figueres, 1976) consumió a lo largo de quince años. Hoy describe su relación con el mundo terapéutico en términos de adicción —"primero estaba el chute con el subidón, luego venía el síndrome de abstinencia"— y analiza la lógica de este descenso a los infiernos en su libro La burbuja terapéutica. Cómo caí en las trampas del crecimiento personal y las terapias (Arpa, 2018).

Lejos de las interpretaciones sociológicas y políticas del mundo de la cultura terapéutica —en un sentido amplio: desde los libros de autoayuda hasta los retiros espirituales, pasando por todo tipo de psicoterapia tanto institucionales como esotéricas—, Darnés no se limita a analizar el fenómeno desde fuera, desde la posición del espectador imparcial, sino que se propone una fenomenología de la experiencia del consumidor / adicto: ¿por qué entras en la rueda de la terapia? ¿Por qué sigues probando nuevas terapias? ¿Cómo es el sentimiento de dependencia de estos chutes espirituales?

"Yo lo sé porque he llegado a lo más bajo" explica Darnés a PlayGround. "Calculo que entre 2008 y 2009 me dejé 12.000€ en terapias". En su caso, el detonante fue una crisis de ansiedad, que le llevó primero a recurrir a la psicoterapia tradicional y a la farmacología. Pero la mala experiencia que tuvo con el sistema médico le llevó a intentar cosas diferentes, y fue entonces cuando pasó a formar parte de lo que hoy llama "la burbuja terapéutica". "Algunos hacemos un camino en el que la búsqueda se convierte en la razón de ser de la terapia", se explica Darnés. "Prácticamente da igual el problema original, como en el juego del teléfono, en el que se pierde el mensaje inicial. Casi te olvidas del por qué quieres ir a terapia, y estás en un punto en el que la búsqueda es lo único que importa."

"Hay un momento El Secreto o un momento Paulo Coelho en el que ya estás muy, muy jodido, y aceptas que atraes una magia especial y que tienes el universo en las manos, pero acabas destrozado: sientes que eres tan gilipollas que no puedes atraer lo que el universo tiene preparado para ti, y tú sigues encontrándote fatal."

Esta dinámica es para Darnés una trampa, que en el libro describe como un ciclo hiperterapeutizado en cinco pasos: búsqueda - encuentro - enganche - desencanto - crisis, para empezar nuevamente con la búsqueda. "La trampa está en la fobia a la normalidad. Te veden una necesidad de bienestar absoluto, de iluminación, pero la decepción es continua". Como explica en el libro, después de narrar una de sus primeras experiencias de trascendencia en un estado alterado de conciencia, "de vuelta a mi día a día de ingeniero, echaba de menos todo lo vivido, quería volver a tener esas experiencias de nuevo. El día a día se volvía demasiado monótono y normal".

Sin embargo, si utiliza la imagen de la burbuja no solo por la necesidad incesante de buscar cosas nuevas —"como con las drogas, hay un momento en el que te metes de todo"— sino porque la otra cara de la adicción es el aislamiento de la realidad que se ve reforzado por la cohesión grupal y los vínculos que se generan en la dinámica terapéutica: "es un nosotros contra el mundo, y pasa mucho en estos grupos. El resto del mundo está equivocado y nosotros aquí dentro de nuestra burbujita no. Y en parte es cierto: sientes que el mundo está muy mal, por lo que detrás de esta necesidad refugio hay una lógica".

(Josep Darnés, autor de 'La burbuja terapéutica')

Aunque Darnés deja muy claro que reducir la burbuja terapéutica a un fenómeno sectario es demasiado reductivo, sí nos advierte sobre las relaciones de poder que se dan dentro de muchas de estas prácticas: "está prohibida la disidencia: no puedes discutir al que une el grupo, no puedes poner en cuestión la cohesión".

De hecho, en vez de como una secta, prefiere describir esta cultura terapéutica como un circo: "hay mucho payaso en el mundo terapéutico, pero también hay mucha fiera". Y de estas fieras, que utilizan su situación de privilegio en el seno de pequeñas estructuras jerárquicas frente a personas vulnerables y entregadas, también habla en primera persona: Darnés cuenta la historia de un psicoterapueta y homeópata que lo acosó sexualmente, después de explicarle que él solo había conseguido sanar después de masturbarse delante de su terapeuta.

Pero si uno de los peligros de la burbuja terapéutica está en esta subordinación absoluta, el otro está en la constante autorresponsabilización del paciente que encontramos en la literatura de autoayuda y en la psicología positiva. "Si no eres positivo, es que tienes algún fallo; si no eres feliz, es que tienes algún fallo. Hay un momento El Secreto o un momento Paulo Coelho en el que ya estás muy, muy jodido, y aceptas que atraes una magia especial y que tienes el universo en las manos, pero acabas destrozado: sientes que eres tan gilipollas que no puedes atraer lo que el universo tiene preparado para ti, y tú sigues encontrándote fatal".

"Es muy habitual que te digan la frase: 'es que no te estás abriendo suficientemente' o 'no estás preparado' o 'no te estás esforzando, estás banalizando la terapia'. Puedes entrar en un bucle de culpabilización absurda".

En el libro, Darnés llama a este fenómeno "el doble efecto devastador": "no tenía suficiente con sentirme como un total idiota por perder el tiempo sufriendo de manera inútil, sino que además me creaba una sensación de frustración enorme por ser incapaz de revertir la situación aplicando unos sencillos pasos". Sin embargo, esta culpabilización de la víctima se extiende más allá de los libros de autoayuda: "Es muy habitual que te digan la frase: 'es que no te estás abriendo suficientemente' o 'no estás preparado' o 'no te estás esforzando, estás banalizando la terapia'. Puedes entrar en un bucle de culpabilización absurda".

Pero a pesar de la descripción crítica con la que Darnés reconstruye su experiencia en el mundo del crecimiento personal, La burbuja terapéutica no es un libro contra la cultura de la autoayuda, ni contra la proliferación de ofertas terapéuticas. Reconoce que mucha gente sí encuentra una solución a sus problemas, y que la búsqueda de la felicidad es una necesidad universal que bien puede vehicularse a través de estas prácticas.

Por ello, aunque ahora es más escéptico que antes, Darnés se limita a constatar que las terapias pueden llegar a ser peligrosas y convertirse en una adicción, del mismo modo que pueden hacerlo las redes sociales o el alcohol. Pero destaca hasta qué punto es importante que todos lo tengamos en cuenta, porque como concluye Darnés en su libro, "la salud mental no es un juego" y "aunque es probable que pienses que mi caso es un poco extremo y que todo eso te queda muy lejos, todos estamos contagiados por la cultura terapéutica".

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