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Reportaje La sexualidad con VIH: dos historias sobre el derecho al placer Life

Reportaje

La sexualidad con VIH: dos historias sobre el derecho al placer

02 Diciembre 2019 18:37

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Se creía que tener VIH era sinónimo de anular la sexualidad, ahora, dos jóvenes explican cómo vivir con el virus es reivindicar el derecho al placer

Gabriela sintió un dolor en la garganta, uno más agudo y prolongado que los habituales. Entre las pruebas médicas que le recomendó hacer el especialista estuvo la del VIH, en esta resultó positiva. “Mi reacción fue omitir los sentimientos, no estaba triste ni enojada, mi mente estaba en blanco. Busqué una segunda opinión, me hice más pruebas, de igual forma salí positiva”. Esto ocurrió el pasado 5 de julio, una fecha que toma como un parteaguas a un ciclo nuevo.

Ella es una mujer que se describe liberal, dice sin vergüenza que disfruta de su vida sexual, de ver pornografía y gozar su cuerpo. También es una mujer que a sus 27 años tiene dos carreras y ahora es Vocera Nacional para la Red Mexicana de Jóvenes y Adolescentes con VIH.

El virus, sabe, lo adquirió de una pareja estable por vía sexual, una condición común en México, donde la mayoría de las mujeres lo adquiere así. Gabriela González es de Chihuahua y lleva apenas cinco meses dando rostro a las cifras frías de personas registradas seropositivas, donde 21.9% (19,532) son mujeres y 78.1% (69,472) son hombres (Vigilancia Epidemiológica de casos de VIH/SIDA en México Registro Nacional de Casos de SIDA Actualización al 2do. trimestre del 2019).

“El VIH está tan estigmatizado que tenerlo y querer tener relaciones sexuales es como si quisiéramos ser un peligro para la sociedad”, explica Raúl Caporal, miembro del Consejo Asesor para ITPC LATCA, Coalición Internacional de Preparación para el Tratamiento para el VIH.

“Te dicen que jamás podrás tener una vida sexual activa o, que si la llevas, lo haces con la intención de arruinarle la vida a otras personas”, añade Gabriela.

Recuperar el placer

Tanto Gabriela como Raúl se declaran personas muy sexuales y con el VIH se les hizo sentir anulada esa parte tan importante de su vida; cargar con ese peso sobre su derecho al placer fue una situación delicada que tuvieron que enfrentar.

“Pasé el primer mes sin apetito sexual. Cuando no tengo parejas, recurro a la masturbación y poco después de saber del VIH, intenté tener algún tipo de excitación viendo porno, pero no ocurrió, me solté a llorar. Sentía mucho dolor por pensar que no volvería a disfrutar como esas personas que estaba mirando, pensé que me iba a volver asexual”, recuerda Gabriela.

A Raúl le pasó algo similar. “Yo recibí el diagnóstico a los 17 años y en ese momento, el proceso de duelo fue muy complicado. La forma en que me comunicaron el positivo tampoco ayudó, pues mi médico me dijo que mi vida sexual se había acabado. Alrededor de un año o año y medio la suprimí”.

Su recuperación fue paulatina y la logró sola, mes y medio después del diagnóstico, Gabriela sentía estar lista para tener relaciones sexuales con una pareja. No fue un encuentro agradable: “Él tenía mucha falta de información y fue bastante incómodo”. Su decisión ha sido siempre contar su situación y, salvo ese primer encuentro postdiagnósico, ninguna más le ha puesto impedimentos”, no obstante, le ha tocado “instruir” a sus parejas para tener sexo seguro y placentero.

A Raúl le tomó más tiempo, lo logró gracias a La Casita, un lugar en Ciudad de México cuya estructura es conocida como “cuartos oscuros”, espacios de placer donde reina el anonimato, donde extraños tienen sexo sin cuestionar presentes o pasados. “Es un espacio de corresponsabilidad en salud sexual, todas las personas participantes deben asumir sus decisiones —usar condón o no— y consecuencias sin culpar a nadie más. Ahí no se estigmatiza”.

En La Casita él se sintió completamente liberado. “Me costó mucho trabajo comenzar a ir a cuartos oscuros, pero me llamó la idea de no tener que revelar nada, no tener que dar explicaciones. Entendí que tenía el derecho a callarme y que un cuarto oscuro me permitía no hablar. Me quedó claro que cada uno decide sobre su propio cuerpo, que yo no soy responsable de que otra persona decida coger sin condón o no esté informada sobre el asunto”.

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Raúl Caporal, miembro del Consejo Asesor para ITPC LATCA

Otro factor que ayudó a Raúl a reactivar su vida sexual fueron los pares, es decir, otros jóvenes con VIH. “Para nosotros es muy importante crear una comunidad de pares para restablecer estas necesidades sociales que permiten empoderarnos y poder volver a decidir sobre nuestro cuerpo”.

A diferencia de las mujeres, a los hombres gays, cuando les llega el diagnóstico positivo al VIH, ya existe una comunidad, la LGBT+, donde hay códigos y dinámicas sociales que facilitan este tránsito. Muchas mujeres no cuentan con esa red de protección y acompañamiento. “A ellas, cuando les llega el VIH, les llega solas, porque esto es también un sistema patriarcal. Aunque nosotros también sufrimos la homofobia y el machismo, ya somos una comunidad”, explica Raúl.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2017, 36 de cada 100 personas no estarían dispuestas a rentar su casa a alguien con VIH o SIDA; un 56.6% tampoco permitiría que su hijo o hija se casara con alguien que tiene el virus.

“El primer espacio de rechazo es la familia, es algo que duele muchísimo. Después está el laboral, donde te hacen pruebas de sangre para saber si tienes VIH o no (y si acaso resultas positivo, no te lo dicen, aunque esto ayudaría a un tratamiento más oportuno si la persona no lo sabe)”, reclama Raúl.

Para Gabriela, el tener información le ha liberado de prejuicios y estigmas. “El derecho al placer es de algo que no se habla, y las personas con VIH no perdemos el derecho al placer”.

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Gabriela González, Vocera Nacional para la Red Mexicana de Jóvenes y Adolescentes con VIH.

Raúl, a sus 29 años mira ya el VIH como algo poco dramático, ahora es más un motivo de lucha y activismo: “La deconstrucción es necesaria para transitar el VIH y vivir el derecho al placer. Para mí fue muy importante deconstruir todo lo que me habían enseñado sobre el género, sobre el sexo, para poder comprender las libertades humanas.

"Cuando me di cuenta de lo que en verdad es tener VIH, me vi como privilegiado, porque es solo un punto que nos conecta con muchas otras realidades. El VIH es un virus como lo es la hepatitis, pero la carga estigmatizante es atroz. Tenemos que empezar a entender que es una infección como cualquier otra, pero siempre ha ido acompañada de clasismo, sexismo, transfobia, homofobia y esto apenas es algo que la sociedad comienza a comprender. Cuando alguien tiene cáncer, toda la familia está ahí, cuando alguien tiene VIH, la familia se aleja”.

Indetectable = Intransmisible

La ONUSIDA ha hecho énfasis en la campaña Indetectable = intransmisible, debido a que “las pruebas de los últimos 20 años ya demostraban que el tratamiento del VIH es sumamente efectivo para reducir la transmisión, ahora hay evidencias contundentes de que las personas que viven con una carga viral indetectable no pueden transmitir el VIH mediante el intercambio sexual”. Esta campaña busca desestigmatizar a los seropositivos como Raúl o Gabriela.

“El tratamiento con antirretrovirales ha logrado que los índices del virus que son indetectables sean igual a intransmisibles, pero como yo aún tengo poco con el VIH, prefiero siempre usar condón, porque también hay otras enfermedades de las que hay que cuidarse”, reconoce la chihuahuense.

El panorama que ve Gabriela en este 2019 es muy distinto al de Raúl cuando recién se enteró en 2007. “Pasé cuatro años sin recibir atención alguna. Cuando yo supe que tenía VIH, las personas con el virus tenían que esperar casi casi a tener SIDA para poder ser atendidas con tratamiento de antirretrovirales, una etapa donde ya cualquier enfermedad oportunista puede ser mortal. Era un grave error, pues las personas deterioraban su salud y calidad de vida; por otro lado, al no tratarse con medicamentos, no se podía llegar al grado de indetectabiliad y poder transmitir el virus a más personas”.

“A partir de las investigaciones científicas y de los avances médicos como los resultados del estudio Partner, se sabe que mientras las personas con VIH se adhieran al tratamiento y que los estudios de carga viral sigan resultando indetectables, se puede llevar una vida sexual perfectamente y sin miedo a contagiar a las parejas”, añade este joven de Guanajuato.

Este tipo de estudios ha ayudado a que las personas con VIH carguen un poco menos estigma y peso social, también a que se insista en el tratamiento temprano a quien tiene el virus, pues con el control adecuado pueden llegar casi a inhibirlo y tener mejor calidad de vida.

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Campaña de la ONU SIDA 2019

“Esto ayuda también a determinar con quién, con cuántos o con quiénes llevar una vida sexual y de qué manera prevenirnos. Con este resultado, se puede consensuar y determinar si se quiere tener relaciones sexuales incluso sin condón. En el caso de las compañeras cisgénero, poder tener relaciones sexuales sin condón para poder embarazarse y saber que no va a pasar el virus a su hije”, expone Raúl .

A decir de ambos entrevistados, la vida sexual de las personas con VIH se acaba por los señalamientos, porque les han dicho que es su obligación revelar su diagnóstico a todo el que quiera tener sexo con ellos, eso oprime una vida sexual.

“Yo aprendí que también tenía derecho a callar mi diagnóstico, a manejarlo como mejor me pareciera, compartirlo o no era mi decisión. Así como yo tenía derecho a callar, mis parejas tenían el derecho a exigir o no cualquier método de protección. Porque a veces, aun usando condón, si la persona sabe que la otra tiene VIH, no va a aceptar, ahí hay rechazo aunque se sabe que el condón protege un 98-99%. Ahora que existe que indetectable es igual a intransmisible las posibilidades son cero”, añada Raúl.

¿Qué le dirías, respecto a su sexualidad, a una persona que recién se enteró que tiene VIH?

—Que conozca su cuerpo, que sepa que su vida sexual no será exactamente la misma, pues se toma conciencia de que es un asunto de dos (o más, verdad), donde ambos tienen que tener una mejor educación sexual para poder disfrutar. Es importante que nuestras parejas estén bien informadas sobre la sexualidad con el VIH. Y, en lo personal, a no sentirse culpable, son cosas que pasan, decisiones que se toman; informarlo a quien se quiera informarlo, pero siempre cuidarse.

Gabriela González, 27 años.

—Que se reconozca como un ser digno del placer, que tiene que reconocerse a sí mismo, saber en dónde está, que debe tomar decisiones y tiene el poder de hacerlo. Que va a tener que barrer prejuicios hasta obtener la dignidad que merece.

Raúl Caporal, 29 años.

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