El 25 de mayo se celebrará en Irlanda un referéndum sobre el aborto. La novelista Sally Rooney ha escrito una potente carta a favor de los derechos de las mujeres a decidir sobre su cuerpo
En Irlanda el aborto es ilegal desde 1983. La octava enmienda de su constitución protege “el derecho a la vida del feto”, lo que durante treinta y cinco años ha significado que ni siquiera en casos de violación o malformaciones congénitas letales era posible practicar el aborto. Esta ley ha llevado a que durante casi cuatro décadas decenas de miles de mujeres tuvieran que viajar al país vecino para poder terminar con sus embarazos. O eso, al menos, cuando disponían de los recursos suficientes para hacerlo.
El mejor resumen de esta época convulsa para las mujeres irlandesas lo ha hecho la escritora Sally Rooney en una columna muy contundente publicada el pasado jueves en la London Review of Books. La autora, de tan solo 27 años pero con una gran carrera literaria a sus espaldas —su libro Conversaciones entre amigos fue enormemente celebrado en el mundo anglosajón y en España lo publica Literatura Random House este mismo mes— expresa su emoción por el momento histórico que vivirá Irlanda el próximo 25 de mayo, cuando al fin se celebrará un referéndum en el que los ciudadanos, y sobre todo las ciudadanas, podrán decidir sobre sus cuerpos.
Rooney se lamenta por vivir en un país en el que los partidos hegemónicos son capaces de cuestionar la libertad de las mujeres. Y sobre todo por vivir en un país en el que las campañas “pro-vida” son capaces de juzgar a las mujeres. De acosarlas. De enmudecerlas. De intentar demostrar que lo único que vale son las vidas que crecen en sus vientres, y no las suyas propias. ¿Qué sentido tiene?, se pregunta Rooney. ¿Qué clase de crueldad es esa?
Mientras que los medios internacionales celebran el torbellino que ha creado la campaña del sí, la campaña pro-vida sigue haciendo todo lo posible para convencer a las nuevas generaciones. Incluso el cantante Ed Sheeran se ha quejado de que desde ciertos colectivos estén usando sus canciones como reclamo antiabortista. La campaña es cada vez más violenta y, como dice Sally Rooney, el subtexto de los pro-vida es claro: “no les importa lo que esté sucediendo en la vida de una mujer, siempre será un buen momento para que tenga bebé”. A pocos días del referéndum y ante la incertidumbre del resultado, apunta la escritora, sólo queda esperar.