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Cierran el pub en el que Marx y Engels discutían sus ideas entre cervezas

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The Crescent, llamado The Red Dragon cuando los autores de 'El manifiesto comunista' lo visitaban, ha cerrado hasta nuevo aviso.

Eudald Espluga

21 Agosto 2017 10:32

"Es evidente que esos imbéciles se piensan que estamos fabricando dinamita cuando en realidad hablamos de whisky."

Así se reía Friedrich Engels de la policía inglesa que vigilaba su casa de Londres cuando en ella se reunían sus amigos para beber. Porque, como se explica en El gentleman comunista, el revolucionario alemán era, ante todo, un vividor.  

No es de extrañar, pues, que las discusiones que moldearon su amistad con Karl Marx, y en las que se forjaron las ideas que terminarían cuajado El manifiesto comunista, no se produjeran en el entorno aséptico y sobrio de una biblioteca sino entre cervezas en un pub.

Concretamente, se produjeron en The Red Dragon, ahora llamado The Crescent, un pub situado en Salford que, como anuncia el Manchester Evening News, permanecerá cerrado hasta nuevo aviso. Aunque tanto desde este periódico como desde The Independent han tratado de contactar con los propietarios del histórico local, no hay respuesta alguna. Por el momento, solo se sabe que The Crescent salió a la venta en 2010, y en 2016 fue vendido a un grupo de inversión chino por 325.000 libras.

Engels llegó a Manchester en 1842, para trabajar como gerente de la empresa familiar. Su padre lo había mandado allí para enderezar tanto sus ideas políticas como para reconducir su vida disipada. Sin embargo, no consiguió ni lo uno ni lo otro, porque fue precisamente entre bebidas que la radicalidad de sus ideas encontraba un acomodo en la filosofía política de su amigo Karl Marx.

Este viajaba a menudo hasta Machester para encontrarse con Engels. Y aunque la vida del autor de La condición de la clase obrera en Inglaterra resulta escurridiza para los historiadores -vivió en muchos lugares distintos, y ahora todas sus casas fueron ya derruidas-, parece que era en The Red Dragon donde discutían las ideas que servirían de germen para el Manifiesto comunista.

Como explica el biógrafo de Engels, la relación entre los dos fue difícil. Engels "era más pragmático en la política. No era un gran filósofo político como Marx. Era consciente de que necesitas una maquinaria política para conseguir resultados. Siempre estaba presionando a Marx para que terminara los escritos con los que guiar al movimiento político."

Aunque su primer encuentro no funcionó muy bien, y hubo cierta hostilidad entre los dos, ahora es difícil imaginar la figura de Marx sin la influencia que Engels y la ciudad de Manchester ejercieron sobre él. De hecho, una empresa que ofrece tours turísticos por la ciudad tiene una ruta dedicada a la que quizá sea la pareja más importante de la filosofía política, y la anuncia así: "si se ha de culpar un sitio por la creación del comunismo, ese sito es Manchester."

No deja de ser irónico, pues, que uno de los lugares que "más culpa" tenga de la gestación de tales ideas, vaya a desaparecer a causa del capitalismo, ya que el barrio está en pleno proceso de renovación. Christopher Hooton ironiza sobre ello al grito de "bebedores del mundo, no tenéis nada que perder salvo vuestro Sturbucks!" y uno no puede dejar de pensar en esa escena de Los Simpson, en la que todas las tiendas de un centro comercial se convierten en Sturbucks en apenas unos segundos.

Símbolo de la gentrificación, y de la expulsión del comercio tradicional, que Starbucks —o cualquier otra gran cadena— vaya a ocupar el bar dónde Marx y Engels alumbraran sus ideas revolucionarias, sería la imagen de una derrota que la banda madrileña Boikot ya adelantó en su canción 'Korsakov': "ya cayó el telón de acero /y derribamos el muro de Berlín / y ahora todos juntos como hermanos / vamos de la mano a comer a un Burger King."     


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