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Hablemos del consentimiento

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10 citas para enfrentarnos al debate sobre las llamadas “zonas grises del consentimiento”

Luna Miguel , Eudald Espluga

17 Enero 2018 17:15

Según los diccionarios, el consentimiento es algo parecido a esto: “enunciado, expresión o actitud con que una persona consiente, permite o acepta algo”.

Pero, como sabemos, hay palabras cuyas aristas son imposibles de definir. Cuyos sentidos pueden servir como arma de doble filo. Cuyas implicaciones nos pueden hacer resbalar hacia una irrespirable zona de grises en la que lo único que gana es el desacuerdo. Desde hace unos días —y avivado por polémicas como la del relato contra Aziz Ansari, el manifiesto antipuritano de Chatherine Deneuve o las apostillas de Margaret Atwood al movimiento #MeToo— el debate sobre cuáles los límites del consentimiento sexual ha estado muy presente en la prensa y en las redes sociales.

Teniendo en cuenta la fragilidad de una cuestión que tiene que ver con la intimidad, con la empatía, con el respeto, con la complicidad y hasta con la subjetividad de sus protagonistas, hemos hecho una selección de citas que pueden servir para orientarse no ya en la revisión de nuestras propias experiencias sino también a la hora de enfrentarnos al debate sobre otras experiencias que a menudo nos apresuramos en juzgar.

Sobre verdadero sentido del consentimiento:

“¿Consentir significa querer hacer o dejarse hacer? Por desgracia, muchas veces se nos ha forzado a mantener relaciones sexuales. Y casi todas las mujeres han tenido una experiencia en la que han “dejado” que alguien intime con ellas, incluso si no lo deseaban. Reconocer esa negativa no es una guerra contra los hombres, sino una oportunidad para desaprender la misoginia que nos ha sido enseñada y para elevar a las mujeres”.

— Amanda Alcantara, “What the Aziz Ansari allegation teaches us about consent”, en TheLily.

Sobre "conquistadores" y "consentidoras":

"Consentir es prerrogativa de quienes están encargadas de evadir, pautar y regular el acoso masculino, extensión de la natural condición de sujetos deseantes de los varones. Dicho en otros términos, ellos son sujetos de deseo sexual y objeto de la aceptación; ellas, objeto de tal deseo y agentes de consentimiento. A nivel sociosimbólico y subjetivo, "los hombres proponen y las mujeres disponen". Ellas se exigen y son exigidas socialmente para controlar o detener a los varones en su intento por "conquistarlas".

— Yolinliztli Pérez Hernández, "Consentimiento sexual: un análisis con perspectiva de género"

Sobre utilizar el consentimiento como justificación:

"¿Podemos hacer ver que ignoramos que la capacidad de actuar siempre consiste en abrirse camino, basándose en elecciones que están en parte liberadas de las condiciones sociales y en parte constreñidas por las mismas? Invocar el consentimiento para justificar una conducta sin interrogarse acerca de los vínculos que mantiene con el principio de autonomía, significa no comprender (o hacer ver que no se comprende) el sentido exacto de esta noción. Especialmente, el hecho de que el consentimiento, como tal, no es un principio justificdor. De hecho, el consentimiento no es más que una condición legal para el cumplimiento de ciertas acciones, o mejor todavía, una herramienta jurídica para proteger a un individuo de los actos de otros."

— Michaela Marzano en Consiento, luego existo

Sobre la romantización del 'no':

“Disertaría durante horas sobre la sacralización del cuerpo femenino, sobre la concepción de la virginidad como premio a atesorar, sobre lo mística del encuentro. No hace falta. El caso es que el sistema nos enseña que el valor de la mujer depende de lo inaccesible que ésta sea. Resistirse se convierte, pues, en una herramienta al servicio de la atracción. Esto es muy peligroso, porque el “no” se integra en el código común como una invitación a insistir. Los hombres tienen, por tanto, la coartada perfecta. Para que el “no” de la mujer no sea susceptible de interpretarse, hay que liberar al “sí” de su connotación”

— Bárbara Arena, “Cuando no significa no”, en CTXT.

Sobre consentimiento y aquiescencia ante la coacción:

"La ley sobre la violación toma la respuesta usual de la mujer a la coacción —la aquiescencia, respuesta desesperada de los importentes ante la desigualdad de una situación— y lo llama consentimiento. Los hombres coaccionan a las mujeres; las mujeres "consienten". La ley de la intimidad trata la esfera privada como esfera de la libertad personal. Para los hombres lo es. Para las mujeres, lo privado es la esfera clara de la violación y el abuso íntimos, ni libre ni especialmente personal."

— Catherine McKinnon en Hacia una teoría feminista del estado

Sobre el consentimiento como culpa (de otro):

“¿Cómo explicar que nunca oigamos al adversario: «fulanito ha violado a fulanita, en tales circunstancias»? Porque los hombres siguen haciendo lo que las mujeres han aprendido a hacer durante siglos: llamarlo de otro modo, adornarlo, darle la vuelta, sobre todo no llamarlo nunca por su nombre, no utilizar nunca la palabra para describir lo que han hecho. Se «han pasado un poco», ella estaba «un poco borracha» o bien era una ninfómana que hacía como si no quisiera: pero si ha ocurrido es que, en realidad, la chica consentía. Que haga falta pegarla, amenazarla, agarrarla entre varios para obligarla y que llore antes, después y durante, eso no cambia nada: no ha sido una violación, era una puta que no se asume y a la que él ha sabido convencer.”

— Virginie Despentes en Teoría King-Kong

Sobre el consentimiento como mero instinto de supervivencia:

“A veces sí quiere decir no. Me obligué a permitirle que me besara. Me besó suavemente en los labios y yo me quedé tumbada, plana, inmóvil, como una muñeca. Parecía que no estaba lo bastante excitado, probablemente porque yo no me movía ni hacía nada.

—¿Te gusta? —preguntó.

—No está mal.

Si fingía que me gustaba, tal vez fuera más rápido. Pero también él podía pensar que no era lógico que me gustara porque me estaba violando y creer que si yo disfrutaba demasiado sólo merecía que me matara. ¿Quién sabe?”

— Jana Leo en Violación Nueva York

Sobre la necesidad de entender que un 'sí' puede convertirse en un 'no':

“Lo que le ocurrió a Blanca es, según el informe del Gobierno vasco, uno de los casos más habituales: una mujer conoce a un hombre con el que le apetece tener un encuentro, en un momento se siente a disgusto o no le gusta el rumbo que toma la situación, y él la presiona o fuerza a seguir. Para la realización del estudio se contó con los testimonios de alrededor de 70 mujeres a través de grupos de discusión. Muchas reconocieron no tener claro qué se puede considerar como agresión sexual. Por ejemplo, la mayoría no identificaban como tal que el hombre se niegue a usar preservativo. En el informe se alerta de que la actitud masculina tan extendida y normalizada de insistir y presionar para tener sexo, hace que las mujeres acepten esa conducta como algo consustancial a salir de fiesta”

—June Fernández, “Yo quería sexo, pero no así”, eldiario.es

Sobre la inestabilidad del consentimiento:

"El consenso y el consentimiento en torno al acto sexual varían, y decir "sí" en un determinado momento, o no decir "no", no implica que la otra persona tenga un papel en blanco sobre el que verter toda la tinta que desee. [...] El consentimiento no es una afirmación rígida que define los términos contractuales de una relación, sino una cuestión fluida, variable, que atiende a muchas razones distintas y que puede desaparecer en cualquier momento"

— Mohorte, "iSex: la app para dar "consentimiento" que simboliza todo lo que está mal con nuestra educación sexual". Una idea que también puede encontrarse en este cómic de Everyday Feminism.

Sobre cómo recibir consentimiento:

"- Es responsabilidad de la persona que busca o inicia el sexo o cualquier acto sexual –ya sea besar, tocar, etc.– obtener consentimiento. La persona que recibe el sexo nunca puede ser culpada o responsabilizada por las acciones del otro.

- Asegúrate de que la persona en cuestión sea capaz de dar consentimiento: si está drogada, muy borracha, durmiendo o inconsciente, no se le considera capaz de dar consentimiento.

- Haz preguntas tipo, "¿estás a gusto?", "¿te mola?, " ¿te puedo tocar aquí?", "¿está bien esto?". Si la respuesta es no, silencio, neutral o cualquier cosa que no sea un 'sí', debes parar de inmediato.

- Cualquier tipo de presión para que la persona diga que 'sí' invalida la respuesta.

- Y cada vez que se empiece una nueva relación sexual, o algún tipo de actividad sexual, asegúrate de recibir consentimiento.

- Durante el sexo presta atención a las expresiones físicas y verbales de tu(s) pareja(s). Si en algún momento parece que le está doliendo, no está contenta, o esta molesta, pregunta si está bien y espera a recibir un 'sí' antes de continuar."

— Shaina Joy, "No es no: cómo definir el consentimiento en las relaciones", Broadly.

Por cierto, y ya para teminar, no conviene olvidarse de este vídeo:

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